SIN LINEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Alta apuesta
Las últimas cifras dadas a conocer por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) evidencian que, en abril pasado, se perdieron en Tlaxcala un total de 2 mil 638 fuentes laborales formales a causa del coronavirus, Covid-19. Esa pérdida de empleos representó un golpe fuerte para el estado, donde con lentitud se generan nuevas fuentes laborales.
Lo que hizo la pandemia fue casi borrar de un plumazo todo el esfuerzo realizado en el estado durante el primer semestre de 2019, en el que -también con cifras del IMSS- fueron creados 2 mil 911 empleos.
Antes de abril, es decir, en marzo, fueron dados de alta 812 trabajadores en la delegación del IMSS Tlaxcala, en febrero un total de 797 y en enero apenas 41. Lo anterior equivale a que Tlaxcala tiene un déficit en la creación de empleos. Haga usted sus cuentas: el observatorio económico México Cómo Vamos, refiere que en Tlaxcala la meta de generación de empleos formales acumulados al primer trimestre de este año fue de 3 mil 075 empleos, lo que equivale a una deuda laboral de mil 425 fuentes de trabajo.
Para decirlo pronto, Tlaxcala necesita la creación de al menos 12 mil fuentes laborales formales cada año para alcanzar su objetivo de incorporar a toda la fuente laboral que va surgiendo durante ese mismo periodo. Sin embargo, desde hace varios sexenios el estado ha estado muy lejos de esa cifra.
La pérdida de empleos y el déficit en la creación de nuevas plazas, clarifican la urgencia que tiene el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez por reabrir actividades laborales en el sector industrial, principalmente en el automotriz, pero todo indica que no será así, pues su homólogo de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, se opone la apertura de las plantas Volkswagen y Audi debido al alto número de contagios y fallecimientos que aún se registran en aquella entidad federativa.
El gobierno federal ha dado el banderazo para que a partir del lunes 1 de junio se reinicien actividades en ambas plantas industriales, pero al mismo tiempo ha dejado en libertad al mandatario poblano para no hacerlo. La reapertura significa el trabajo de miles de personas en Puebla y Tlaxcala.
Cabe recordar que el pasado 18 de mayo los sectores de minería, automotriz y construcción iniciaron la preparación para su reapertura general en el país, pero no en todas las entidades federativas hay acuerdo con el gobierno federal para hacerlo.
Ya se verá qué tan eficaz resulta el cabildeo del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a su vez está azuzado por el estadounidense Donald Trump. Lo cierto es que a la administración del tabasqueño le urge hacerlo para reactivar una economía nacional que se hunde y que, de acuerdo con los pronósticos de expertos en la materia, la caída será de grandes proporciones, acompañada con la pérdida de millones de fuentes laborales.
En esa misma tesitura de urgencia se encuentra el gobernador tlaxcalteca Marco Antonio Mena, quien seguramente observa, y con preocupación, cómo lo avanzado en su gobierno se cae por la crisis originada por la pandemia.
La apuesta es grande porque el riesgo es mayúsculo. En juego está la enfermedad o la muerte de cientos de tlaxcaltecas (y mexicanos) que, en muchos casos, también están dispuestos a correr el riesgo porque tienen poco qué perder al haber perdido o disminuido ya, el sustento diario en sus hogares debido a la pandemia. No es poca cosa.