SOCIOLOGANTE Por La Dra. Elsa Martínez Flores

Ausencia Digital
Desconectarse de las redes sociales temporalmente, no es moda o capricho, muchas personas lo hacen, especialmente si su empleo no depende de la interacción constante en plataformas.
Surge así un nuevo estatus social: el de quienes no están pendientes de los «likes» a sus publicaciones ni al tanto de lo que comparten otros internautas. La saturación generada por el algoritmo termina por agotar a la gente.
Desaparecer se vuelve una forma de autocuidado, de proteger la salud mental. No todos quieren ser parte del juego, y también es válido apagar el teléfono, cerrar cuentas y, en la medida de lo posible, tomar distancia del entorno digital.
Para muchas personas, es una manera de decir «no» sin necesidad de gritarlo. La desconexión puede ser resistencia en un mundo que lo mide todo y donde los usuarios suelen convertirse en datos rentables.
La invisibilización digital responde al deseo de no ser medido ni monetizado en una sociedad cada vez más conectada, marcada por la polarización, la desinformación y el exceso de publicidad invasiva.
Algunos llaman a este fenómeno “apagón afectivo” o “borrado voluntario”. No se trata de una huida, sino de una reconfiguración. Una pausa necesaria, sin la mirada constante de otros, sin notificaciones que exijan atención.
Desde la sociología digital, este tipo de conducta se entiende como ausencia como acción: la persona que se va no está inactiva, sino que busca establecer sus propios límites. Hay agencia en el silencio y sentido en la invisibilidad.
José van Dijck lo señala en su libro La Cultura de la Conectividad: negarse a participar en redes sociales es romper con el guion impuesto por el diseño de las plataformas, las cuales actúan como arquitectas del comportamiento.
Los usuarios que se retiran buscan escapar de la necesidad de validación que plataformas como TikTok, X o Facebook imponen. Este retiro es un desafío a la sociedad del espectáculo virtual.
Desapegarse del mundo digital, en el tiempo y forma que cada persona lo necesite, es también un acto de cuidado. Es dar un respiro a la mente, para resetearla de la vorágine informativa y emocional que habita en la red.