SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

La batalla por los “dineros” para la consulta
En la batalla por la asignación, o negación de más recursos al INE para celebrar la consulta que el Presidente López Obrador quiere que se verifique para alimentar, en primer término, su ya de por si enorme ego y, en segundo, para contar con sustento político-jurídico para eventualmente arengar a sus seguidores para que presionen al Poder Legislativo de la Unión con la finalidad de que realice una reforma constitucional “urgente” que le permita mantenerse en el cargo, hay verdades ocultas de ambas partes.
El artículo 5 de la Ley Federal de Revocación de Mandato, expedida apenas hace dieciséis meses, determina que: “[…] El proceso de revocación de mandato es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”. Resulta que, salvo los integrantes del denominado Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAA), quienes sostienen una pelea personal con el Presidente, el resto de la sociedad permanece indiferente sobre el tema de la consulta, tan es así, que fueron las propias estructuras de MORENA, incluidos los gobiernos locales y municipales de las entidades que este partido gobierna, quienes “recabaron” el mayor número de firmas para lograr la celebración de la consulta, ya que, por sí solo FRENAA no las hubiera reunido, con lo cual, involuntariamente está haciéndole el juego a López Obrador para que logre la participación mínima de los casi 38 millones de personas que se requieren para que el ejercicio tenga efectos jurídicos.
Es previsible que los resultados serán abrumadores a favor de AMLO, solo quedándole pendiente que pueda utilizarlos jurídicamente, de lo contrario solo servirán para alimentar su ego. Por ello, la negación de más recursos al INE, que el Presidente justifica de varias maneras, esconde un “as bajo la manga”, que el Instituto no tenga la capacidad de vigilar correctamente las casi 161 mil casillas que deberá montar, y con ello, dejar vía libre a las estructuras de MORENA, para que al más puro estilo priísta las manipulen a su antojo, y logren que al final del “recuento” no solo sean 38 millones los “participantes”, sino todos los que a ellos se les antoje.
El INE, aparte de defender una serie de costosas canonjías para sus altos mandos y para los partidos políticos, busca contar con recursos para no perder el control de la mayoría de las casillas de votación, sabedor de que MORENA hará todo lo que esté a su alcance para “nutrir” a estas de muchos más votos que los reales, tantos como se necesiten para alcanzar la cifra mágica que AMLO necesita para sus fines. Si la consulta rebasa al Instituto, darán un elemento más al Presidente en su proyecto de “transformar” radicalmente al órgano electoral, y asumir su control con miras a la elección de 2024, buscando integrarlo con puras personas afines a su proyecto (como Nicolas Maduro hizo en Venezuela) o, en caso extremo (y no es broma) habilitar mediante una reforma constitucional que sean el Ejercito y la Marina Armada quienes organicen las elecciones, bajo el argumento de que son las únicas instancias confiables, al menos para él, quien les ha otorgado diversas atribuciones del fuero civil y, un manejo de recursos económicos sin precedente.
La batalla por la consulta esconde: por parte del INE, mantener el coto de poder que permite a los integrantes de su Consejo General manejar una enorme cantidad de recursos y ejercer la facultad de nombrar a los integrantes de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES), lo que en suma constituye una fuente de poder político que bien puede servir a uno o a diversos intereses grupales o partidistas.
Por su parte, AMLO busca asegurar que su “Proyecto personal” sobreviva más allá de 2024, ya sea con él a la cabeza o a través de una o un títere político que se lo permita. Cosas que oculta la batalla por los “dineros” para la consulta.