SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ - Linea de Contraste

SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Llueva truene o relampagee

 

Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice que “nada sustituye a las clases presenciales”. Es plausible, por eso mismo, que abogue por el regreso presencial de los alumnos a las aulas, más aún cuando expertos en materia educativa afirman que la pandemia del coronavirus ha ocasionado duros estragos, cuyos resultados se traducen ya en una generación perdida.

Sin embargo, comete un error: imponer el regreso. El pasado fin de semana, durante una gira de trabajo por Veracruz, afirmó que “llueve, truene o relampaguee” se regresará a clases presenciales a finales de agosto próximo.

Preocupa el hecho de que el presidente de la República hiciera su pronunciamiento a sabiendas de que el número de contagios en el país está creciendo a un ritmo acelerado, y que un día antes el semáforo cambiara a un color diferente al verde en una gran parte de las entidades federativas. Tlaxcala fue una de ellas, pues de verde pasó a amarillo.

El discurso presidencial ha sido que la entrada a clases será en semáforo verde. De seguir esta tendencia, sin embargo, no habrá semáforo en ese color. Lo peor es que la vacunación avanza demasiado lento y el gobierno federal no se deja ayudar por los gobiernos estatales y por la iniciativa privada.

Estudios serios estiman que el tiempo para vacunar en México al 70 por ciento de la población es de 169 días, equivalentes a seis meses. El problema es que estamos a un mes de que inicie el ciclo escolar 2021-2022 y la variante Delta ya está en territorio estatal.

El secretario de Salud, René Lima Morales, reconoce que esta variante está circulando en la entidad. Y no solo eso, sino que “se están contagiando niños… están empezando a presentar cuadro infeccioso”.

A más de lo anterior, en el caso de Tlaxcala no existe ningún diagnóstico por parte de las autoridades educativas que señale con certidumbre cuáles son las condiciones de la infraestructura escolar: cuántas tienen agua y baños que abastezcan lo que se requiere para tener en maestros y alumnos la higiene que exigen los protocolos sanitarios.

Se ha hablado, también, de iniciar un modelo híbrido las clases del próximo ciclo escolar. Es decir, que una mitad de alumnos acuda a clases presenciales y otra mitad lo haga a distancia. La cuestión es que muchos padres y madres de familia tendrán que retomar las actividades diarias sin tener un respaldo en casa para cuidar a sus hijos.

Las guarderías, que podrían jugar un papel importante en este momento, fueron cerradas al inicio de la actual administración con el argumento inacabado de la corrupción. Es la hora, sin embargo, que no hay nadie en la cárcel por esos motivos. La demagogia ha imperado, lo mismo que la culpa al pasado, pero no hay ex funcionario importante en la cárcel por esos motivos.

El presidente comete un grave error y está haciendo que los gobernadores y las gobernadoras electas lo hagan también. Lorena Cuéllar Cisneros ha adelantado que sí habrá regreso a clases en agosto, sosteniendo el mismo discurso presidencial. Sería preferible que por largo rato se sentara a dialogar con el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez para conocer de cerca las condiciones en que podría darse el regreso.

Uno podría entender la necesidad del regreso a clases, pero lo que no puede comprenderse es que en las actuales condiciones haya una aseveración como la que hizo el presidente este fin de semana, en el sentido de que “llueve, truene o relampaguee” habrá regreso a clases.

Cuéllar Cisneros tendrá que pensarlo bien, porque de cometer una acción precipitada llevará a cuestas muchas muertes que hoy aún pueden evitarse.