SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

De cómo ha sido el estilo de gobernar de Lorena en sus primeros cien días, y de cómo lo será en adelante
Lorena Cuéllar Cisneros rindió protesta como Gobernadora de Tlaxcala el 31 de agosto pasado y, de inmediato, trató de marcar diferencia a través de su slogan de gobierno, “Una nueva historia”, lo que en los hechos equivale a decir “voy a descubrir el hilo negro”, ya que todo cambio de gobierno es en sí una nueva historia, ningún gobernante entrante es igual a su antecesor. Lo importante será ver qué clase de nueva historia escribe Lorena en su paso por el Ejecutivo local, no debemos perder de vista que no todos los cambios son hacia adelante, ya que, como diría la célebre frase de la política: “la reversa también es cambio”. Dejando de lado el juego semántico con el slogan “Lorenista”, pasemos a tratar de visualizar qué, y cómo es el estilo de Cuellar en el ejercicio del poder público, lejos de lo que la propaganda y los medios de información han dicho en estos primeros cien días de su mandato constitucional.
Doña Lorena durante años ha construido una imagen mediática, con la que ha pretendido mostrarse a todos en dos facetas, con las que quiere ser reconocida públicamente, por un lado, “soy la buena de la película”, y por otro, “soy la víctima de la película”, vendiendo muy ambas vertientes, pero ¿qué tan buena y qué tan víctima ha sido en realidad?, en ambos casos, ni tanto que queme al santo, ni tanto que no le alumbre. Su estilo de gobernar es, poco, o nada tolerante, absolutista y concentrador del poder, solo su visión de las cosas cuenta, y los demás, o se ajustan, o se van, lo que es clara muestra de “Síndrome de Procusto” que le domina y le hace sentir rechazo contra toda persona que pueda ser más brillante, lo que exhibe en el modesto nivel de los integrantes de su gabinete de gobierno.
Sin embargo, ese personalismo le ha ayudado a superar situaciones complejas en su carrera política, supo sobreponerse en 2016 a la avalancha con la que fue arrollada en la elección por la gubernatura de ese año, orquestada por el entonces mandatario Mariano González Zarur, quien prácticamente devoró y/o coopto al equipo de campaña de Cuéllar, compuesto en la parte electoral por viejos maleantes de la política, capaces de haberla vendido ellos mismos, y por otra, por un equipo jurídico poco capaz, que nunca supo cómo prevenir, ni defender, lo que sus adversarios les hacían. No obstante, Cuéllar tuvo la entereza para reiniciar su proyecto con miras a la elección del año 2021, la cual, como de todos es sabido, ganó, al menos por la suma de cuatro factores: el capital político acumulado por años; el peso político del Presidente López Obrador, quien abiertamente le impulsó; una oposición descabezada y desprestigiada y, un gobierno local predecesor, gris, de dudosa probidad y desinteresado por formar cuadros que le sucedieran.
La queja principal de quienes en una época han sido sus aliados, es el utilitarismo aplicado a todas las personas que en un momento le sirven, a las que desecha cuando ya no le son útiles o, cuando comenten el desatino de empezar a sobresalir por sus capacidades, lo cual hace previsible que veremos una constante rotación en su equipo de gobierno, para que nadie que ella no quiera crezca y aspire a otros cargos, más allá de los que quiera concederles. Al igual que López Obrador, Doña Lorena está tratando de controlar desde el primer día de su gobierno su futura sucesión en 2027, destacando la disparidad entre el número de hombres y mujeres en cargos de importancia, donde los hombres son mayoría y de modesto perfil y, las mujeres son menos y, también de mediano perfil, incumpliendo el principio de paridad en los cargos públicos, lo que les avisa, que para la sucesión los favoritos serán los hombres.
En cuanto al partido político que fue vía para contender por la gubernatura, al igual que en el Gobierno de Andrés Manuel, es algo intrascendente y utilitario solo en época de elecciones, pensar que en Tlaxcala gobierna MORENA es algo ilusorio, gobierna Lorena y el núcleo central de su equipo está compuesto por experredistas, expanistas, expriístas, o por personas sin filiación partidista, siendo pocos, y en cargos poco relevantes los morenistas, lo que al paso del tiempo irá siendo más notorio, ya que, después de estos primeros cien días, personajes como Gelacio Montiel Fuentes y Noé Rodríguez Roldan irán posicionándose de forma relevante en el gabinete, el primero escalando posiciones, y el segundo siendo incorporado, además de otras personas no salidas del “morenismo” que posiblemente llegarán a su equipo.
Lorena, sin duda, escribirá su propia historia como mandataria estatal (tal y como todo gobernante lo hecho en su momento), pero ¿cuáles serán los dividendos que esto dejé a Tlaxcala?, estamos muy lejos aún de saberlo. Cada decisión que tome tendrá efectos, tanto inmediatos como de largo plazo. El mayor aprendizaje que ella debiera retomar de sus primeros días en el cargo es que debe superarse en lo personal y dejar atrás, tanto su autoritarismo, como su utilitarismo respecto a las personas, así como su proclividad al “Síndrome de Procusto” y preocuparse menos por mantener lejos a quienes puedan brillar más que ella, después de todo, ya es y será gobernadora hasta el 30 de agosto de 2027, y nadie puede disputarle ese derecho, porque ya lo ganó y es irreversible.