SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Sindicato 7 de mayo, una incesante sucesión de abusos

 

La historia del sindicato de burócratas estatales y municipales de nuestro Estado ha sido marcada por dos hechos paralelos, por una parte, desde su creación lo han controlado diversas mafias familiares, que hicieron un botín del reparto y venta discrecional de plazas entre líderes sindicales y funcionarios de los gobiernos en turno, que llenó de familiares, compadres, amigos y demás seres queridos los espacios laborales de base de los tres poderes públicos del Estado y de varios municipios.

Tres han sido los clanes que han controlado al “7 de mayo”, en sus inicios, los “Cuevas y asociados” se apoderaron de la dirigencia y la retuvieron a lo largo de poco más de cuatro décadas, en la que influyeron en la “elección” de cada uno de los líderes sindicales, siempre apoyados por los gobiernos estatales, en una relación perversa que el sindicato retribuía con apoyo político-electoral a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), este es el segundo hecho que marcó la historia del sindicato de burócratas.

El clan de los “Cuevas y asociados” fueron desplazados del control de la dirigencia sindical por el Clan Erazo-Rodríguez, quienes lograron romper la barrera que siempre pusieron los gobiernos estatales priístas en favor del clan Cuevas, lo cual lograron cuando el PRI perdió la gubernatura a manos del “priperredista” Alfonso Sánchez Anaya, quien en retribución al apoyo electoral de los Erazo-Rodríguez, quitó el apoyo gubernamental a los Cuevas, lo que abrió el camino para que Pedro Erazo fuera electo secretario general del “7 de mayo”, dirigencia que posteriormente heredó a su esposa Guadalupe Rodríguez, constituyendo una nueva historia de abusos cometidos por esta singular pareja y sus familiares.

Cuando Guadalupe Rodríguez no pudo mantenerse más como lideresa sindical, en razón de los limites estatutarios, echó mano de, su hasta entonces siervo más fiel, Edgar Tlapale, quien mientras estuvo bajo el poder de Rodríguez se esmeraba en complacer y adular a su jefa, lo que le ganó su confianza, la cual, una vez en el “trono sindical” olvidó y se dio a la tarea de desterrar al clan Erazo-Rodríguez, para edificar su propia hegemonía. Si bien los “Cuevas” y los “Erazos” en su tiempo abusaron hasta más no poder de las “delicias” del poder sindical, Tlapale les superó con creces, hasta el grado de intentar perpetuarse en el control del jugoso negocio de ser “líder”, sin embargo, su infausta historia parece haber llegado a su final.

La determinación del Tribunal de Conciliación y arbitraje, sobre cancelar la toma de nota a Edgar Tlapale Ramírez para que prolongara su estancia como secretario general del “7 de mayo”, sin lugar a duda, es un acto de justicia llana, independientemente de su significancia legal, es de esperar que Tlapale trate de combatir jurídicamente la resolución, lo cual solo alargará innecesariamente el conflicto, ya que es claro que no cuenta como en tiempos de los clanes que le antecedieron, con el respaldo del gobierno estatal, sobre quien se comenta, tiene como una de sus opciones para asumir el control de su sindicato de burócratas al Clan Erazo-Rodríguez, quienes habrían respaldado en el proceso de elección de la gubernatura a la actual mandataria estatal.

Las historias sindicales están lejos de ser novelas “rosas”, si hubiera que clasificarles dentro del género novelesco, sin duda estarían entre las dramáticas y las de terror. Lamentablemente, el yugo patronal que vivía la clase trabajadora, previo a la consolidación de derechos sindicales, simplemente fue sustituido por el yugo de las dirigencias sindicales. Ojalá que en el caso del “7 de mayo” cambien las cosas de una vez y para siempre, y deje de haber clanes familiares abusivos al frente del sindicato para bien de sus agremiados.