SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Monreal y su circunstancia, ser efecto o defecto para la elección presidencial del 2024
Desde hace semas al seno del López-obradorismo se viene fraguando, inducida por el propio Andrés Manuel, la trama para su eventual sucesión en el año 2024. El Presidente recurrentemente ha ido enviando señales a seguidores, adversarios y narradores de la política, sobre quienes están de su parte tanto autorizados a “moverse”, como a no hacerlo, y hasta empujando a quienes deben hacerlo fuera del cobijo de morena.
En sus cotidianas diatribas mañaneras, el presidente ha señalado a su “caballada” sucesoria, es claro que, hasta hoy, 12 de octubre el orden de su predilección es, en primer lugar, Claudia Sheinbaum Pardo (quien tendrá 62 años para 2024), y en segundo, Marcelo Ebrard Casaubón (65 años para 2024), y aunque ha mencionado también a Tatiana Clouthier Carrillo (60 años para 2024); Esteban Moctezuma Barragán (70 años para 2024), y Juan Ramón de la Fuente Ramírez (73 años para 2024), solo los dos primeros son aspirantes reales, el resto forma parte de un dique establecido por López Obrador para no dejar pasar a nadie más en el ámbito de su partido político y partidos aliados, lo que tiene como claro destinatario a Ricardo Monreal Ávila (64 años para 2024), quien desde luego que ha acusado de recibido el mensaje y, por ello, finamente ha empezado a bordar su rompimiento con el López-obradorismo, cuestionando recurrentemente a la dirigencia del partido MORENA sobre el método para definir la candidatura presidencial, a lo que dicha dirigencia ha hecho mutis, ya que, tanto Monreal como Mario Delgado, presidente de MORENA, saben bien cuál es el método, simplemente lo que diga “el dedito” de AMLO.
La larga lucha que López Obrado sostuvo para llegar a la presidencia (2005-2018), tuvo entre otros efectos, que tanto él como su equipo más cercano llegaran al gobierno entrados en plena adultez mayor, y sin haber formado a una segunda generación tras de ellos, que soportara en el futuro su relevo. El promedio de edad de las tres personas que se mencionan con posibilidades reales para sucederlo, Sheinbaum, Ebrard y Monreal (aunque sea candidato por otro partido) será en 2024 de casi 64 años, lo que sin duda aún y cuando uno de ellos sea presidente significará el final del López-obradorismo. Lo anterior enardecerá más la competencia entre estos tres personajes, ya que para ellos 2024 será su última posibilidad cronológica de llegar a la presidencia, solo súmele 6 años más de edad a cada uno y verá que para el 2030 generacionalmente ya estarán fuera (AMLO es quien a mayor edad ha iniciado el periodo presidencial, 65 años, seguido de Adolfo Ruiz Cortines 63 años).
Monreal es un viejo lobo de la política, sabe bien que su permanencia en MORENA está a punto de caducar, a menos que acepte un premio de consolación (Gobierno de la CDMX, repetir como Senador, o ir de Diputado Federal). Cosa que él mismo ha manifestado que no estaría dispuesto a aceptar, por lo que cada día se acerca más la fecha en que le veremos, primero dejar la coordinación del Grupo Parlamentario de MORENA en el Senado de la República, seguido de su salida de dicho partido, y posterior a ello el inicio público de sus coqueteo políticos (que seguramente ya tiene avanzados) con otras fuerzas partidistas opositoras al partido del Presidente.
¿Cuál sería el destino de Monreal después de MORENA?, hay seis partidos más, empecemos por descartar al que no lo “cacharía” como candidato presidencial, el PAN porque es un personaje opuesto a lo que es el panismo, de ahí en fuera los otros cinco si podrían abrirle la puerta, empezando por Movimiento Ciudadano que le vería como una considerable fuente de atracción de votos (aunque por esa fuerza sola no tendría posibilidad de ganar), después de los naranjas, sin duda el PRD recibiría al hijo pródigo que les abandonó por seguir el canto del López-obradorismo, al cual propondrían como candidato de la eventual alianza que tiene hasta hoy en el “Va por México”, sin embargo, si bien el PRI a regañadientes podría consentir a Monreal (políticamente nació con ellos), el PAN no lo aceptaría y tendría pretexto para romper con amarillos y tricolores (¿será Monreal parte de una estrategia perversa de AMLO para fracturarlos?). En cuanto al PT y PVEM, ellos estarían pendientes de que MORENA les acepte de nuevo como aliados para 2024, lo que no es del todo seguro, ya que le han salido más caros que benéficos, lo que podría terminar por arrojar a ambos a los brazos de Monreal en una eventual alianza de cuatro partidos (PRI, PRD, PT, PVEM) que jugara el papel del honroso segundo lugar en la elección para sumir al PAN en un lejano tercero (¿serían PT y PVEM en este caso parte también de la estrategia de AMLO para reducir a la derecha que tanto alucina?). Esta trama tiene aún muchas páginas por escribirse.
Pero en Tlaxcala, ¿qué efecto tendría la salida de Monreal del López-obradorismo? Públicamente no se conoce que exista entre los tlaxcaltecas una corriente “Monrrealista”, salvo el exprocurador de justicia de la época Sánchez-anayista, Eduardo Medel Quiroz, que es su fiel seguidor desde hace casi veinte años, y el actual presidente municipal de la Capital, Jorge Corichi Fragoso, no hay (al menos conocidos), otros personajes que se hayan significado por vinculación política con el Senador y exgobernador zacatecano. Si bien las posibilidades de Monreal de vencer a MORENA en 2024 en la lucha por la presidencia del país en este momento parecen pocas, en el ámbito de nuestro Estado si pudiera atraer el descontento que se genere en MORENA tras las postulaciones del 2024, sobre todo porque entre la militancia local de dicho partido no hay una cercanía con la Gobernadora del Estado, quien, sin duda, será la gran electora de las candidaturas de dicho partido, lo que si pudiera generar un acercamiento de los afectados con el eventual bloque Monrrealista, que si amenazaría al Lorenismo con arrebatarle espacios en las candidaturas federales, locales y municipales, de forma significativa.
Interesante será el desarrollo y consecuencias (sobre todo locales), de lo que Ricardo Monreal haga en los meses por venir y hasta el 2024, su circunstancia podría convertirlo en un efecto que mine al López-obradorismo y al Lorenismo, o solo en un defecto si juega una “guerra florida” contra MORENA, que tenga como finalidades: primero quebrar a “Va por México” arrojando al PAN fuera de este bloque, para después reorganizar la alianza con la finalidad de alcance un “honroso segundo lugar”, que pasada la elección sirva de otro brazo de una pinza política de centro-izquierda que minimice políticamente al PAN y le deje sin mayor influencia legislativa después del 2024. Eso sería la consumación del proyecto de López Obrador, dejar a México sin una derecha política significativa.