SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Flamazos no abrazos

Entre los muchos yerros que ha cometido López Obrador, en su idea de ser un presidente “diferente”, que no lo es, está su política pública respecto al crimen organizado, a la que cínicamente denomina “abrazos no balazos”, la cual ha sido como un: “me volteo para no ver lo que hacen”, ha permitido a la alta delincuencia expandir, como nunca antes, su influencia sobre el territorio nacional.

Don Andrés dirá lo que quiera para justificarse, pero su gobierno va camino a pasar a la historia como aquel en que la delincuencia derrotó al Gobierno Federal, y no porque este no tenga con qué impedirlo, sino por que el jefe máximo de las fuerzas armadas ordenó a estas “ser tolerantes” con aquellos. No resulta difícil imaginar que entre los mandos castrenses, al menos los que están fuera del contubernio político con Don Andrés, esto no ha de caer muy bien.

Los números oficiales de muertes violentas que acumula el gobierno de la “4T”, es ya superior a la de sus odiados antecesores, con excepción del periodo de Peña Nieto, al que sin duda rebasaran mucho antes de que concluya Don Andrés, a esto, se suman las particularidades de las cifras relacionadas con el asesinato de periodistas y feminicidios.

Los hechos violentos de la semana pasada sucedidos en Jalisco, Guanajuato, Chihuahua, Baja California y demás, son una muestra de la absoluta falta de respeto, temor o como quiera usted llamarle, que el crimen organizado le tiene a Don Andrés, así como de la mofa a su política de abrazos, a la que simplemente respondieron con flamazos. El gobernó de la “4T” señaló que fue consecuencia de un operativo para detener a integrantes del crimen. Sin embargo, la descomunal respuesta aparece como un señalamiento a Don Andrés sobre las consecuencias de dejar de abrazarlos.

Don Andrés está más ocupado en sus caprichos, que en resolver temas torales de la agenda nacional como la seguridad; caprichitos traducidos en obras de dudoso provecho (un aeropuerto poco utilizado, una refinería inaugurada que no produce nada y, un tren construido sobre el más grande ecocidio oficial de la historia), así como en peligrosas reformas constitucionales que pretenden, por una parte, institucionalizar la militarización del país, y por otra, destruir los avances democráticos del último medio siglo, que costaron la vida de miles de mexicanos para su consecución, todo con tal de imponer a la persona que le suceda en la presidencia, mientras la ciudadanía, padece cada día, con mayor efecto, ser “daño colateral” de la política de abrazos no balazos.

La narrativa de López Obrador, y la ingenua credulidad de muchos, le permitirá seguir justificando hasta el final de su periodo, su poca aptitud para gobernar más allá de la grilla, en que funda y oculta, lo que no le importa resolver. Sin embargo, Los flamazos que le reviró el crimen organizado, lo ponen en situación crítica, ya que se encuentra ante la encrucijada de seguir dando abrazos como respuesta a los balazos o, ya tomar en serio tan delicado asunto, de lo contrario, las sospechas sobre su silenciosa complicidad, ya acusada por Porfirio Muñoz Ledo, avanzarán un paso más en su confirmación