SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ - Linea de Contraste

SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Marco Mena, falta lo económico

Horacio González

Desde la entrada de la pandemia del Coronavirus al país, los gobiernos federal y estatales han venido caminando de forma tan dispareja, que los segundos, obligados por las circunstancias, han tenido que adelantar acciones hasta por dos semanas, mientras que la federación ha mostrado una inacción inexplicable.

Esa inacción ha tenido resultados negativos en imagen para el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya popularidad ha caído en picada durante las últimas semanas, proporcionalmente al incremento del número de casos por Covid-19 que cada día se presentan en el país.

La inacción del gobierno federal ha llevado a que los gobernadores tengan que actuar en consecuencia, por sus propios méritos y con sus propios recursos. El ejemplo más claro de ello lo representa una de sus aliadas políticas, tal vez la más cercana, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Shienbaum, quien ante la crisis por el incremento en el número de casos por Coronavirus, y a pesar de las presiones en contrario, determinó suspender actividades en centros educativos y públicos antes que el gobierno federal lo hiciera.

Por las mismas están otros mandatarios estatales, entre ellos el de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, cuyas medidas, debe reconocérsele, han ayudado a que el virus no se propague exponencialmente en territorio estatal, pese a la evidente incapacidad de algunos alcaldes que, en lugar de ayudar, complican el momento de crisis que viven el estado y el país.

En esta coyuntura, sin embargo, pareciera que algo hay de temor en el gobernador porque seguramente sabe que si la pandemia se sale de control habrá una crisis hospitalaria de proporciones desconocidas e incontrolables ante la carencia de infraestructura, insumos y materiales en el sector salud, tales como mascarillas y guantes para médicos y enfermeras, medicamentos y, no se diga, de respiradores para casos críticos.

En esos trabajos desarticulados que tienen los gobiernos federal y estatales, a mal árbol se arrima Mena Rodríguez para conseguir apoyo en esta crisis sanitaria. Sin embargo, lamentablemente, no parece haber otra alternativa que pedir al gobierno federal para ver cuál es el apoyo que se recibirá.

Hace una semana Marco Antonio Mena anunció, por ejemplo, el incremento en el número de pruebas para detectar el Covid-19, pero de entonces a la fecha no se sabe si eso se ha cumplido y en qué proporción, ni a cuenta de qué recursos se dispondría conociendo la respuesta negativa que el gobierno lopezobradorista dio a Laboratorios Abbot para detectar el Covid en 5 minutos.

Este miércoles se dio a conocer que Mena Rodríguez pidió al gobierno federal que las fuerzas federales asignadas a Tlaxcala permanezcan en el estado durante la emergencia sanitaria por el Covid-19, con el propósito de responder a las necesidades de la población. No sabemos si la petición tendrá una respuesta favorable, pero, de entrada, pareciera que la petición se quedó corta: las fuerzas federales tendrían que quedarse por más tiempo, ante las impredecibles consecuencias que tendrá la pandemia en términos sociales, a raíz del cierre de pequeñas y medianas empresas con la consecuente pérdida de empleos que ello acarreará, al igual que la profundización de la pobreza.

Para evitar eso, las acciones adelantadas que inició el gobierno del estado deben venir ahora en lo económico, con programas de apoyo a pequeñas y medianas empresas. En varias entidades de la República se han anunciado programas de respaldo a este sector, y al de la informalidad, que en el caso de Tlaxcala sigue siendo grave, a pesar del número creciente de empleos con seguridad social.

Una cosa es segura: con el gobierno de López Obrador no puede contarse. Lo que el presidente de la República está haciendo parece ser un suicidio en términos económicos y en esa vorágine llevará a los mexicanos, muchos de los cuales aún confían en él, a pesar de los pesares. En esa circunstancia, Tlaxcala tiene que tomar sus propias medidas económicas para paliar, en la medida de sus posibilidades, una crisis que ya está encima, que se profundizará y que, ojalá, no se salga de control.