SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Tlaxcala, el pacto necesario
Horacio González
La falta de sensibilidad política que en este momento de emergencia sanitaria para el país ha mostrado el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha abierto puertas a varios actores políticos. Los gobernadores son uno de ellos, quienes en su mayoría y contrario a lo que ha hecho quien despacha en Palacio Nacional, iniciaron programas de apoyo a diversos sectores de la población que gobiernan.
El objetivo de los mandatarios estatales es evitar que la crisis económica que ya está encima, lacere todavía más los bolsillos de muchos que ya tienen problemas debido al cierre de pequeñas y medianas empresas, a la falta de empleo o por la reducción de salarios. Cualquier apoyo en esta circunstancia es valioso.
En el caso de Tlaxcala, el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez ha hecho bien las cosas pero podría hacer más. Y no en solitario. La actual es una excelente oportunidad de trascender en el estado y colocarse como el líder que no quiso ser López Obrador a nivel nacional.
La coyuntura actual es apropiada para establecer en Tlaxcala un pacto político-económico-social, cuyo esfuerzo por concretarlo sea encabezado por el propio gobernador. Un llamado en el que sus operadores sean los propios integrantes de su gabinete en sus respectivos sectores.
Un llamado que abarque a los otros dos poderes, a los organismos autónomos, a las universidades, a los ayuntamientos, a los tres niveles de gobierno, a los empresarios, a los partidos políticos y a los sectores obrero y campesino. Que el objetivo sea no sólo el reducir salarios de manera proporcional a quienes más reciben dentro de una burocracia laboral, sino establecer programas de ahorro con metas claras de 5 o 10 por ciento de ahorro de un presupuesto anual, cuyo destino sea el que más necesite el estado: contratación de personal en clínicas y hospitales, compra de aditamentos y de equipo médico, puesta en marcha de apoyos para los pequeños empresarios y comerciantes que están en el sector formal y también para aquellos que estén en la informalidad.
Del pacto tendrían que salir compromisos claros, tanto de aquellos que dan como de aquellos que administrarían el apoyo recibido, para lo cual se necesitaría transparencia absoluta en la rendición de cuentas. No se trata de un compromiso que dure uno o dos mes, sino lo que resta del año. Lo que se viene es difícil y la decisión de cada uno de los actores será fundamental.
Si en las posibilidades y voluntad política de los legisladores locales se encuentra, además del ahorro y reducción salarial, la utilización de los 480 millones de pesos destinados al Fondo de infraestructura Pública, bienvenido el recurso. Ya habrá oportunidad de dedicar esfuerzo y recursos al objetivo de la reelección.
Los actuales son tiempos extraordinarios que, por lo mismo, requieren esfuerzo extraordinario de todos los actores que suscriban el pacto. No es tiempo de dividir esfuerzos, de trabajar por separado y de buscar dividendos personales o partidistas.
Es una excelente oportunidad para que Tlaxcala trascienda y, junto con ella, todos sus participantes. Sería un ejemplo que ahora más que nunca hace falta ante la mezquindad, enfrentamiento y cortedad de miras que se observa a nivel nacional. Se puede hacer, sólo es cuestión de voluntad.
Lineazo: De pavor las cifras de empleos perdidos en el país en las últimas semanas por la pandemia de Coronavirus. Y también de pavor las estadísticas del cálculo de contagiados no registrados que el miércoles hizo la Secretaría de Salud. Si eso no da a la reflexión y no nos mueve a actuar, entonces atengámonos a las consecuencias. Las alertas de un estallido social no hay que minimizarlas.