SIN LINEA Por HORACIO GONZÁLEZ - Linea de Contraste

SIN LINEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Lorena busca encuesta en Morena

 

Aprovechando la coyuntura del reciente fallo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en el sentido de que el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) debe renovar su dirigencia nacional a través de una encuesta, el grupo político que encabeza la responsable de la Secretaría del Bienestar en Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, busca que ese mismo método se replique en el estado, pero para definir la candidatura de ese instituto político al gobierno estatal.

Ella y sus huestes confían en que dentro de Morena tienen una amplia ventaja en los estudios demoscópicos. Sirven a su propósito aquellos que diversas casas encuestadoras han realizado en la entidad y que, efectivamente, le dan una amplia ventaja sobre posibles contrincantes de otros partidos.

No sólo presumen su mayoría, sino que observan que con cualquier otra candidatura las simpatías morenistas se reducen, comparándolas con las que obtiene la propia delegada federal. No reconocen, sin embargo, que las últimas encuestas señalan que el voto de Morena es más alto que el de ella como posible abanderada.

Lo cierto es que Cuéllar Cisneros no es la única política que, por conveniencia política, empuja la  encuesta como método de selección. Ayer, por ejemplo, saltó a la palestra el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados federal, Mario Delgado, quien sabiéndose aventajado en los estudios demoscópicos, no sólo se pronunció por una encuesta, sino porque ésta fuera abierta a la población, y no cerrada a la militancia.

La diferencia entre encuesta abierta o cerrada es importante porque en el caso de Tlaxcala se sabe que los estudios realizados son claramente a población abierta y no se conoce, por el momento, alguno cerrado que identifique posibles simpatías dentro de la militancia morenista. Lo evidente, sin embargo, es que la pirámide de Morena se encuentra fracturada en las alturas en dos grupos claramente identificados en el que ella encabeza y en el que impulsa al senador Joel Molina Ramírez. Y eso, en sí mismo, ya complica las cosas.

Por lo pronto, en el cuarto de guerra de Lorena Cuéllar se sabe que un método de selección distinto al de la encuesta daría posibilidades al grupo encabezado por Joel Molina Ramírez, sobre todo porque éste cuenta en su haber con una cercanía de años con uno de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador, de nombre Gonzalo, quien le tiene al senador un afecto especial desde que llegó a Tlaxcala para a realizar labores político-partidistas.

Si bien en el bloque de la delegada federal existe confianza de que el presidente de la República no se dejará influenciar por su hijo en el momento de la definición, buscan cerrar toda posibilidad a Joel Molina para evitar alguna sorpresa.

En todo esto, lo cierto es que la pandemia del coronavirus, Covid-19, ha venido a cambiar algunos escenarios dentro de los partidos políticos, como seguramente los cambiará para quienes alcancen candidaturas, particularmente porque las campañas ya no podrán ser igual que antaño.

El caso de Morena es buen ejemplo de ello. Siendo que las convenciones son uno de los métodos para definir candidaturas, uno que no se encuentra dentro de sus estatutos será al que defina a quienes ocuparán la presidencia y la secretaría general de ese instituto político en el ámbito nacional.

En ese contexto, habrá que reconocerse que en este momento la ventaja es para Lorena Cuéllar, siendo que no sólo es quien maneja los programas sociales del gobierno federal que llegan a un porcentaje importante de la población, sino que por su antecedente de ser varias veces candidata a diversos cargos de elección popular, entre ellos el de la gubernatura en 2018, es la más reconocida entre los electores.

Sin embargo, algo que no juega a su favor son los negativos que ha acumulado en su recorrido por la política, bien por incumplimiento de acuerdos con quienes en su momento jugaron como aliados, o bien por el incumplimiento de compromisos realizados a los votantes en tiempos de campaña. Y todo esto cuenta. Lo saben en Morena y lo saben también en la presidencia de la República.