SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ
Covid-19, el ITE aprende de AMLO
Esta semana México rebasó un millón de contagios y las 100 mil personas fallecidas por Covid-19. En el ámbito mundial, México es el décimo primer país con más contagios, pero el cuarto con más fallecidos absolutos, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins. Además, con casi 785 muertes de Covid-19 por millón de habitantes, somos el décimo país con más decesos en proporción a su población. Y somos, en el orbe, el primero en muertes de trabajadores del sector salud.
Las cifras son contundentes y lamentables, sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que su gobierno ha controlado la pandemia mejor que otras naciones. El viernes, en su acostumbrada conferencia de prensa mañanera, cuando se le preguntó si habría que cambiar la estrategia para enfrentar el coronavirus, respondió: ¿Por qué cambiar? ¿Nada más porque a los que robaban no les gusta lo que estamos haciendo o no quieren vernos en el gobierno?”.
Hace una semana, cuando realizó una gira de trabajo en su tierra natal, Tabasco, debido a las inundaciones que él mismo ordenó en las zonas indígenas con alta pobreza para evitar una situación similar en Villahermosa, debido al desfogue de la presa “Peñitas”, López Obrador justificó no haberse metido al agua con las siguientes palabras:
“No me puedo mojar nada más por la foto. No, estoy haciendo lo que me corresponde, eso ayuda más. Además le digo a mis paisanos, nada más para tomarme la foto y me enfermo y qué se gana. O que no guarde la sana distancia y me enferme de Covid-19, pues tampoco, no”.
Estas dos escenas dibujan de cuerpo entero al presidente de la República, quien, además, en plena crisis de salud por el número creciente de muertes y fallecidos por coronavirus, toma decisiones contraproducentes para su propio gobierno en materia económica, como no poner en marcha un programa contracíclico para salvar el mayor número de empleos con el apoyo a pequeñas y medianas empresas.
En esas dos crisis, la de salud y la económica, se encuentra inmerso México. Y Tlaxcala en consecuencia, donde la pandemia ha ocasionado una disminución significativa en su presupuesto anual y en la recaudación de recursos propios.
En ese escenario, el país se prepara para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, órgano que hasta el momento no ha servido de contrapeso al poder presidencial y por eso mismo será una elección trascendental.
En el caso de Tlaxcala, los tlaxcaltecas iremos a votar para renovar gobernador, diputados locales, ayuntamientos y presidentes de comunidad. Por eso mismo es que ya se vive una efervescencia política pocas veces vista. Sin embargo, la pandemia nos está dando una gran lección de vida que, en algunos ha costado eso, de manera literal, la vida.
Esos son los casos, por ejemplo, de Joel Molina Ramírez y Ricardo Amaro Ramírez. En días pasados dio positivo el aspirante panista a la gubernatura Juan Carlos Sánchez García, al igual que el ex dirigente estatal perredista Manuel Cambrón Soria, quien busca una candidatura a diputación federal. El viernes las autoridades del sector salud informaron sobre la hospitalización del secretario de Educación Pública del Estado, Florentino Domínguez Ordoñez, en el nosocomio regional de Natívitas.
Son casos emblemáticos por la representatividad propia de los actores, pero no estamos aprendiendo la lección. Ni los aspirantes, ni los simpatizantes, ni los ciudadanos, ni las autoridades electorales. En este último caso, el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) está cayendo en una gravísima omisión porque ni siquiera un llamado a todos los actores políticos ha hecho para llevar a cabo reuniones con responsabilidad y orientar acciones para llevar a cabo reuniones.
Mientras la muerte se asoma en muchos hogares tlaxcaltecas, la autoridad electoral administrativa es omisa en una de sus responsabilidades. No sólo se trata de organizar elecciones, sino prevenir hechos tan lamentables como los que hemos visto en las últimas semanas. Pareciera que, sin que sea el mejor ejemplo por sus actitudes irresponsables, algo se está aprendiendo en el ITE de López Obrador.
Lineazo: Está en su derecho de defenderse el magistrado Miguel Nava Xochitiotzi. Sin embargo, no lo hace bien porque confronta y no da argumentos objetivos de su quehacer en la ponencia que encabeza dentro del Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET). Si por curiosidad los senadores de la República echaran un vistazo al trabajo realizado por el contlense en ese órgano autónomo, se encontrarán con un altísimo porcentaje, de al menos el 80 por ciento, de proyectos suyos rechazados o enmendados por sus pares José Lumbreras García y Luis Manuel Muñoz Cuahutle.
No es casual que dos denuncias administrativas se encuentren en el Senado de la República, estudiándose su posible remoción. Eso mismo le da la oportunidad al magistrado, como lo sugirió el pasado viernes el periodista Juan Luis Cruz en su columna Sin Censura, retirarse dignamente del cargo que hoy ostenta. Estar ahí viviendo del erario, sin aportar como debería hacerlo, sólo representa una carga. Eso deberían considerarlo los senadores por Tlaxcala, sobre todo porque se avecina un proceso electoral muy competido, que en muchos casos terminará judicializado. Y ahí se necesitan profesionales, no apredices.