SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ
Todo el poder
No sólo tiene la gubernatura y todo el poder que ello significa. Tiene también ahora el control de su partido en el estado y tendrá el control de los programas sociales que maneja la Secretaría del Bienestar. Mayor poder no podría tener Lorena Cuéllar Cisneros.
Efectivamente, es un poder enorme. Por eso conviene una vigilancia permanente desde el Legislativo y las dirigencias de los partidos políticos de oposición por más disminuidas que se encuentren, a fin de que ese poder se ejerza con responsabilidad.
La versión oficial dada a conocer por la propia gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, es que las riendas de los programas federales los tomará ella para que los recursos federales fluyan y se conjuguen de manera inmediata con los estatales. De acuerdo con ella, no será solo para el caso de Tlaxcala, sino que la decisión abarcaría el resto de las entidades federativas.
“El presidente ha decidido que trabajemos a su lado, muy cercanamente, para que seguramente todos los gobernadores hagan ese trabajo de responsabilizarse, de coordinar todos los programas del bienestar”, reveló Cuéllar Cisneros en una entrevista colectiva realizada la semana pasada.
Sabiendo cómo se maneja el presidente Andrés Manuel López Obrador, es difícil que la determinación abarque todas las entidades federativas. Al menos no las gobernadas por la oposición. Acaso sea aquellas en las el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados, son gobierno.
Por lo pronto, López Obrador no ha dado a conocer esa decisión en sus mañaneras. Por eso mismo es difícil que el manejo de los programas sociales federales se generalice en todas las entidades federativas.
En el caso específico de Tlaxcala, es claro que el cargo de delegado federal, que en este momento está en manos de Carlos Luna Vázquez, ya es de ornato. Es decir, su figura pierde toda la fuerza que en su momento pudo haber tenido, y lo mismo sucedería en aquellos casos donde los gobernadores y las gobernadoras manejen los programas sociales federales.
Por otra parte, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, hay un riesgo latente de que los programas sociales sean utilizados para ganar clientelas electorales. O al menos para mantenerlas. Por eso es importante la vigilancia de la oposición
En el proceso electoral pasado existieron casos comprobados en los que los programas sociales fueron utilizados electoralmente por parte de los servidores de la nación, para favorecer las candidaturas de Morena y sus aliados. Nada raro sería que desde las gubernaturas el manejo también tenga ese sesgo.
Además, en el caso específico de Lorena Cuéllar, que los programas sociales federales ya sean manejados por ella le da una clara oportunidad de posicionarse políticamente. Más aún si, como toda parece indicar, la candidatura presidencial recae en la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, con quien Lorena Cuéllar tiene un acuerdo para respaldarla.
Y si la oposición sigue como hasta ahora, perdida y dividida, es claro que Morena repetirá seis años más en la presidencia de la república.
Visto así, a Cuéllar Cisneros le están saliendo bien las cosas, solo es cuestión de que las aproveche, como hasta ahora lo ha hecho, y no deje pasar las oportunidades que se le presentan. Porque tener el gobierno, el partido y los programas federales, ni es poca cosa. Ningún gobernante estatal había tenido todo eso junto.