SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO

Lo sociológico del COVID 19
Dice Anthony Giddens (Sociología, 2006) que “Aprender a pensar sociológicamente… significa cultivar la imaginación”.
La referencia a #WrightMills y el libro sobre la metodología que usó para escribir La élite del poder (1956), resulta pertinente traerla hoy a cuento porque, continua Giddens, “La imaginación sociológica nos pide, sobre todo, que seamos capaces de “pensar distanciándonos” de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas para poder verlas como si fueran algo nuevo”.
Así, la pandemia de un virus “nuevo”, del #COVID19, nos obliga sociológicamente hablando a ver también como nuevo, cosas tan elementales de nuestra cotidianidad como la necesidad de lavarse la manos con jabón y agua el tiempo necesario.
Pero, tal cual lo ejemplifica Giddens con el “acto simple de beber un taza de café”, nosotros también podemos ver cómo el acto simple de lavarse las manos tiene una serie de implicaciones y cuestionamientos a nuestra #CulturaSanitaria. Es decir a todo aquello que hacemos para no enfermarnos; o que no hacemos y por eso enfermamos.
De hecho es muy común escuchar sobre todo a los mayores, o a las personas con grados bajos o nulos de #Educación, que alguien se enfermó por mala suerte. Siempre recordaré el dolor que me daba no poder responder con coherencia a mi sobrino adolescente, hace veinte años, cuando me preguntaba que por qué a él le había tocado enfermarse de insuficiencia renal.
Ahora es común escuchar a muchos, incluidos profesionistas con posgrados, exclamar en espacios públicos como las llamadas redes sociales, que hay que tener fe en Dios para salir del problema.
Cuando en realidad lo que necesitamos es #Información precisa sobre lo que ocurre. No es que estemos en contra de que la gente al salir de su casa, por costumbre o por fe, se persigne y se encomiende a un santo, esa es su cultura religiosa. Lo que ocurre es que en su cultura sanitaria no está contemplado que si va por ahí saludando a todo mundo dando la mano, abrazándose y dando besos en la mejilla, está expuesto a contagiarse de cualquier virus que, dependiendo de la fortaleza de su sistema inmunológico (¡sistema qué!), puede enfermarlo. Y no sabe una cosa elemental, porque muy probablemente sus padres (los míos no recuerdo que lo hicieran mucho), que debe lavarse la manos a #Conciencia, antes de comer y después de ir al baño.
Nos reímos e incluso podemos considerar que exagera el doctor #LópezGatell, cuando nos dice que ahora por el nuevo #Coronavirus, habría que lavarse las manos en un promedio de veinte a treinta veces en un día.
Pero si queremos no quedarnos en la simple idea de lo importante que ha sido siempre, y ahora más, el lavarnos las manos podemos en la misma línea pensar un poco en por qué nos recomiendan el baño diario, el aseo bucal o el lavar y desinfectar los alimentos.
Y todo lo que socialmente implica ello. Primero, que tengamos agua potable en casa. Bueno incluso antes en contar con una casa. Pero suponiendo que esto se obvia, entonces el enfocarnos en ese #ServicioPúblico nos lleva a pensar en que algunos privilegiados contamos con él, pero otros no en el país, en México, para no pensar en el mundo.
Según el #INEGI “… al 2010, el porcentaje de viviendas con disponibilidad de agua fue de casi 89% esto significa más de 74 millones de personas…” Pero si revisa uno esos mismos datos por entidad federativa, podemos puntualizar y darle el matiz apropiado que, por ejemplo, en Oaxaca o Guerrero ese porcentaje no llega a 70%.
Y en este aparentemente simple asunto de lavarse las manos, podemos aún profundizar más, pero no es el propósito de la reflexión. Lo que queremos decir es que en realidad el tema de la pandemia, como todo lo social, es #Complejo. Y así debemos tratar de entenderlo, es decir en su complejidad y no, inútilmente, simplificarlo.
Imaginarnos la complejidad de la epidemia, va entonces por el camino, de darnos la oportunidad de tratar de conocer lo más posible de qué estamos hablando. Ser pulcros en el lenguaje. Afortunadamente ahora tenemos al alcance tanto conocimiento e información a la mano vía internet, pese a la brecha digital.
Desde explicaciones elementales de lo que es un virus, para no andarse preguntando si es o no cierto lo del nuevo coronavirus. Y pasar a entender que la gravedad está precisamente en la novedad de dicho virus, es decir para el que no se tiene cura y por lo tanto su gran capacidad de letalidad.
Así llegaremos a entender que estamos frente a un problema de #SaludPública. Es decir que pone a prueba el sistema de salud, infraestructura, médicos, especialistas, medicamentos, equipo. Un problema en el que los servicios de salud lamentablemente no la garantizan para todos, en la medida en que ha dejado en buena medida a ser un #DerechoHumano para convertirse también en una #Mercancía.
Y así, sin desesperarnos, podemos ver cómo la complejidad social, en este caso en una emergencia sanitaria, se hace más compleja aún; y nos hace aceptar que tenemos mucho que aprender para salir bien librados.
Twiter: @ccirior