SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO
Freire y el voto de los oprimidos
Leo con mis alumnos de sexto semestre de #Sociología en nuestra Universidad Autónoma de Tlaxcala, prácticamente para concluir el programa analítico de la unidad de aprendizaje denominada #SociologíaLatinomericana, al pedagogo brasileño #PauloFreire.
He posteado en Facebook, la siguiente frase extraída de la tercera carta, de su libro Cartas a quien pretende enseñar (1993), titulada “Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad”: “Es necesario que sigamos la actuación de la persona que votamos, sin importar si es para concejal, diputado estatal o federal, alcalde, senador, gobernador o presidente; que vigilemos sus pasos, gestos, decisiones, declaraciones, votos, omisiones, connivencia con la desvergüenza. Exigir que cumplan sus promesas, evaluarlos con rigor para poder votarlos nuevamente o negarles nuestro voto.”
Lo hago, desde luego, impulsado por la coyuntura electoral que vivimos en México, que valga el recordatorio, se ubica en esta América Latina; y que, siguiendo a Freire, aún requiere una pedagogía del oprimido, o dirigida a las grandes mayorías de un pueblo oprimido, como sujeto consciente de su lacerante realidad, en busca de la formación de un #HombreNuevo.
De un ciudadano que busca la justicia social y el bienestar.
Ese ciudadano, en efecto, no debiera conformarse con sólo emitir su voto, sino pasar al plano de vigilar a los candidatos ganadores en el ejercicio de sus funciones, exigiendo #RendiciónDeCuentas. Repitamos tal cual lo dice la cita de arriba: “…evaluarlos con rigor para poder votarlos nuevamente o negarles nuestro voto.”
Hace falta en Latinoamérica y México, desde luego, una nueva alfabetización para concienciar y #Socializar, a través de una educación que nos permita estudiar para comprender, estudiar para el diálogo. Abandonar, dice nuestro pedagogo la #EducaciónBancaria.
Ese sistema educativo tradicional en el que los estudiantes reciben conocimiento y lo archivan en su mente, y lo memorizan, para después sacarlo acríticamente.
Y en esto cuenta mucho el que aprendamos a leer la #Palabra escrita, a partir de que todos los días leemos el mundo práctico. Dice Freire en la primera carta del libro que mencionamos, titulada “Enseñar-aprender. Lectura del mundo-lectura de la palabra”, que “Por eso mismo leer, estudiar, es un trabajo paciente, desafiante, persistente. No es tarea para gente demasiado apresurada o poco humilde que, en vez de asumir sus deficiencias, prefiere transferirlas al autor o la autora del libro considerando que es imposible estudiarlo.”
Así, durante un proceso electoral, leer las campañas de los diversos candidatos o partidos, o leer las encuestas de las diversas casas encuestadoras, nos permite leer dialécticamente lo que los especialistas escriben en artículos de opinión; y en un ejercicio loable de estudio, nos obliga a no opinar por opinar sino a ser mesurados, sobre todo si lo escribimos, así sea en un simple texto en Twitter o Facebook.
De alguna manera, tratamos de destacar con Freire que el objetivo de toda lectura y estudio es informarnos. Informarnos fundamentalmente leyendo textos más o menos especializados o serios sobre los temas que nos interesan. Siguiendo con lo electoral, por ejemplo, pocos se adentran al significado semántico o teórico, de los slogans de campaña.
Y no lo hacemos, precisa el brasileño, en buena parte por #Miedo a aquellos textos que se nos hacen difíciles de leer. Y entonces nos paralizamos. Afirma que “Huir frente a la primera dificultad es permitir que el miedo de no llegar a buen fin en el proceso de inteligencia del texto paralice. De ahí a acusar al autor o autora de incomprensible existe sólo un paso.”
La maestra Olimpia Guevara, dedicada al estudio de la literatura, comenta en el post del feis, con el que inicio esta sociologización, que “Tendríamos un mejor país. Este texto debería estar a la salida de cada casilla.” No me parece una mala idea para implementar. Quizá podríamos imprimirla en un pequeño volante y repartirla a todos los votantes al salir del centro de votación el próximo 6 de junio.
Aunque, como alerta Freire, “Debemos estar prevenidos para el hecho de que pocas veces un texto se entrega fácilmente a la curiosidad del lector.”
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