A CAPELLA Por MAURICIO HERNÁNDEZ OLAIZ
Ahora con la prensa.
Como ha observado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “el ejercicio periodístico sólo puede efectuarse libremente cuando las personas que lo realizan no son víctimas de amenazas ni de agresiones físicas, psíquicas o morales u otros actos de hostigamiento”.
Pero la acción de balear el domicilio de una comunicadora en Huamantla constituye la forma de censura más extrema y que esperemos, en Tlaxcala, no se haga costumbre como tantos otros delitos de alto impacto comienzan a serlo.
En verdad es lamentable el acto de intimidación en contra de Noemí Carmona, a quién sobra decir que cuenta con la solidaridad de todo el gremio y por supuesto la personal. Un hecho así debe de ser investigado, esclarecido a la brevedad y por supuesto evitar que se repita en lo futuro. Pero ante la muestra que nos han dado las oficinas de procuración y prevención de la nueva historia, con gran preocupación, me temo que no será así.
Pero las agresiones contra periodistas son cada día más comunes en Tlaxcala. Es cierto, no hay balazos en todos los domicilios de comunicadores, pero solo basta revisar las redes sociales para confirmar la denostación, hostigamiento y hasta amenazas que bots llevan a cabo todos los días contra reporteros y columnistas que osan cuestionar las acciones y decisiones de la gobernadora o su gabinete.
Como el señor de palacio se los enseñó, no es necesario censurarnos, tiene más efecto el desprestigiarnos con términos tan soeces y manoseados como “Chayoteros”, vendidos, o una que tanto les gusta con motivo del término del anterior gobierno…”Ya se les acabó”.
Para los seguidores de la 4t el pensamiento y la opinión tienen un precio y si este no es afín con sus acciones se vuelve comprado, inducido o maiceado. Nada más erróneo y fuera de la realidad, pero antes de aceptar la evidencia, las pruebas sobre los dichos, se prefiere descalificar la información y a quién la emite. Una manera retrógrada de defender lo indefendible en la mayoría de los casos.
Diría Brozo, al gobierno se le revisa, no se le aplaude. Un servidor concuerda y haré lo propio desde mis espacios con el gobierno de Cuellar Cisneros. Finalmente sé que los ataques en redes continuarán, pero espero que con la creación de la Unidad de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos que prometió la gobernadora cuando aún era electa, acciones como la sufrida por Noemí Carmona no vuelvan a suceder y de hacerlo que los responsables paguen por sus actos.
Vale señalar que dicha unidad de protección, al día de hoy, solo sigue en las notas y grabaciones de la prensa presente durante el discurso de la gobernadora, emitida aquella tarde en los jardines del prestigiado colegio de la que es propietaria y donde, precisamente, llevó a cabo una comida con los medios de comunicación para sentenciarnos que no habría medios consentidos.
Al parecer no hay consentidos, solo agredidos y hasta baleados. ¿Esta es la nueva historia?
Una que ahora se quiere escribir con agresiones y denostaciones a la prensa.
@olaizmau