SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
El PRD, despegando chicles del piso
Al iniciar la presente semana el Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunció diversas “incorporaciones” a su dirigencia en Tlaxcala, las cuales vienen a tratar de llenar los huecos que dejarán los integrantes del grupo que lidera Santiago Sesín Maldonado, quienes hace unos días abandonaran al partido amarillo para tratar de formar un nuevo partido político local.
Las personas anunciadas, lejos de generar un ambiente de confianza hacia el PRD, simplemente son una muestra del estado de “enfermedad terminal” que padece este partido, que poco o nada le aporta ya a la sociedad que lo mantiene. Hagamos un repaso a cuatro de esas infaustas incorporaciones.
Patricia Zenteno Hernández, su paso por el Congreso local se significó por una sumisión absoluta al gobierno de Mariano González Zarur, aprobando todo lo que este enviaba sin atreverse a cuestionar nada y, eso sí, recibiendo los frutos de esa subordinación, a ello se agregan los resultados que obtuvo como lideresa estatal del ahora extinto Partido Socialista al que simplemente desapareció.
Alberto Amaro Pérez, heredero de un imperio de toda clase conductas negativas y gansteriles en el medio de los tianguis y de la política, cuya suma al PRD siempre marcaron a este como un partido de dudosa honorabilidad. Al joven Amaro no se le conoce ningún mérito político personal y, quizás, su aporte será el mismo que hacia su linaje, respaldar a la dirigencia perredista con golpeadores traídos de los tianguis que controla.
Efrén López Hernández, exdiputado local y expresidente municipal, quien siempre estuvo bajo la sombra de su difunto cuñado Alejandro Martínez Hernández. Como legislador tuvo un paso gris, siendo un simple “aprobador” de las iniciativas oficiales por las que negociaba su voto y, como presidente municipal, se vio envuelto en escándalos relacionados con fraudulentos programas sociales.
Ángel Luciano Santacruz Carro, personaje del que pudieran llenarse párrafos sobre su ir y venir entre partidos políticos sin trascender y, sin que se le reconozca haber aportado algo a la ciudadanía para devengar las prerrogativas que en su momento recibió antes de que su proyecto partidista fracasara.
Si el PRD pretende llenar el hueco que le dejó Santiago Sesín con personajes como los señalados, lejos de que estos le sumen algo, es más probable que le resten parte del exiguo capital que aún le queda, ya que, es más probable que algunos amarillos encuentren menos penoso seguir a Sesín en su aventura, que ahora ser representados por los personajes que hoy detentan cargos en la dirigencia estatal.
Sin que Sesín sea un actor político al que deba diferenciársele del montón de vividores de la política que pululan en el ámbito de los partidos, su capacidad de liderazgo y capital político es mucho mayor del que suman los cuatro personajes entronizados por la dirigencia estatal del PRD, partido que ahora se ha llenado de exlegisladores vendidos, falsos opositores, líderes partidistas fracasados, juniors de gánsteres, defraudadores de programas sociales y demás fauna política indeseable. El PRD, despegando chicles del piso.