SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
Cuando tres desafortunadas circunstancias se encuentran
El conflicto poselectoral que se vive en el municipio de Xicohtzinco, sin pretenderlo así, ha hecho coincidir tres circunstancias que, al encontrarse, han expuesto el lado menos pertinente de ellas. La elección fue ganada con un margen estrecho de diferencia por la planilla propuesta por el Partido de la Revolución Democrática, hecho que no ha podido ser aceptado (y como ha escalado el conflicto no podrán hacerlo) por un grupo vinculado inicialmente con la candidata que quedó en segundo lugar, propuesta por el Partido MORENA, el cual, ahora presuntamente es dirigido por el extitular del Órgano de Fiscalización Superior, quien es oriundo de ese lugar.
Primera Circunstancia: El conflicto, aún y cuando se detonó en el agonizante gobierno estatal anterior, este literalmente se hizo el desentendido, esperando ver correr el tiempo para heredar el asunto a sus sucesores. Quien fungía como Secretario de Gobierno andaba más preocupado porque su jefe le entregara una patente de notario como pago por sus servicios, que por atender la política interna de la entidad (total los involucrados no eran del partido del Gobernador), lo que creó el caldo de cultivo para que el conflicto se expandiera más al paso de los días.
La negligencia del ex titular de la Secretaría de Gobierno y de su supuesto sucesor por unos días, en el caso Xicohtzinco expuso lo que fue el cierre de la insulsa etapa “Menista”, un Gobernador y un Secretario de Gobierno ocupados viendo a dónde ubicarse después del 31 de agosto (Aarón ya lo logró, Mena aún espera la invitación presidencial), importándoles poco lo que sucedía en el Estado. Mena y Pérez Carro fueron beneficiarios (el primero directo y el segundo indirecto) de la decisión que Mariano González Zarur tomó para imponer a su sucesor, si bien su baraja de posibles candidatos era bastante débil, pudo haber otros personajes más institucionales y comprometidos con la entidad que el aventurero por el que optó, el cual, desde años atrás se había alejado y desligado de la entidad.
No es difícil imaginar que Mariano buscó quien le protegiera las espaldas y le permitiera manejar la política local tras bastidores, y creyó que Mena, quien meses antes ni militante del PRI era, sería la alternativa más débil y fácil de controlar, sin embargo, menuda sorpresa se llevó Don Mariano, Mena no solo pintó su raya con González Zarur, su actuar fue terminando de debilitar al PRI, partido que se olvidó de formar nuevos cuadros y trató de vivir de la generación gestada en los años setenta y ochenta del siglo pasado por los gobernadores Sánchez Piedras, Hernández Gómez y Paredes Rangel, la cual se agotó gradualmente hasta quedar solo personajes de segundo nivel.
Mena tuvo tres secretarios de gobierno, la inicial, una mujer extremadamente sobrevalorada por el priísmo que, aún y cuando mostró su falta de madera para el cargo fue enviada como candidata de primera fórmula al Senado, con la intención de formarla para la sucesión, sin embargo, la realidad solo le permitió alcanzar el tercer lugar en la elección, con lo cual ni siquiera pudo entrar a la Cámara Alta por primera minoría; el segundo Secretario fue un veterano político que ya había visto pasar sus mejores años, a quien una lamentable circunstancia familiar le llevó a alejarse de la vida pública, el hecho obligó a Mena a echar mano de su Procurador de Justicia, otro personaje también desligado de la política local, el cual tenía un perfil más policiaco que de operador político, sin embargo, acompañó a Mena hasta el final de su mandato y, fue parte de sus operadores en la estrategia que tuvo como fin dar gusto al Presidente López Obrador en su intención de ungir a Lorena Cuéllar como gobernadora de la entidad. En los priistas está, y estará por muchos años la sensación de que Mena hizo lo que pudo para hundir, la ya de por si pobre campaña de Anabell Ávalos. Esa es la primera circunstancia, un gobierno estatal saliente, negligente con los conflictos que se vivían en el ocaso de su periodo.
Segunda Circunstancia: Luciano Crispín Corona durante varios años fue el titular del Órgano de Fiscalización Superior del Estado, muchos recuerdan lo que padecieron con este prepotente personaje de doble moral, quien por un lado amedrentaba a presidentes municipales y otros servidores públicos envueltos en situaciones de presunta corrupción, y por otro, a través de algunos subalternos ofrecía soluciones mágicas a sus problemas, evitando en todo momento mancharse las manos con esos tratos oscuros (él era el policía malo y sus secuaces los buenos). Intentó perpetuarse en el cargo, sin embargo, ni priístas, ni panistas querían saber más de él y buscaron la coyuntura para relevarlo. A Crispín le ha costado mucho digerir el estar fuera del poder público, y bien sabe que su posibilidad de retornar a un cargo significativo es muy poca, ya que, como dijeran en las novelas, su pasado le condena. Buscó sin éxito ser candidato del PAN a una diputación local en 2021. Tras estallar el conflicto poselectoral de Xicohtzinco se le empezó a mencionar como el principal instigador de este, y de ser el interlocutor con la Secretaría de Gobierno en las presuntas negociaciones para solucionar las diferencias. Esta es la segunda circunstancia, un personaje que no se acostumbra a vivir fuera del poder público, de cuestionable reputación política, quien trata al menos de hacerse del espacio de poder que representa el ayuntamiento de su municipio, o quizá, a cambio de desistir de ello, obtener que el nuevo gobierno le ofrezca algún espacio propio de su “jerarquía”, aprovechando su antigua amistad con el Secretario de Gobierno.
Tercera circunstancia: Sergio González Hernández, personaje que, a pesar de su acotada capacidad política ha sabido sacar provecho de esta cualidad para obtener cargos, que en su momento han requerido precisamente de alguien así. El Gobernador Ortiz lo ubicó también como Secretario de Gobierno, muy probablemente apegado a la máxima: “gobernador fuerte (él lo era) requiere de Secretario de Gobierno débil”, para que este no ande aspirando de más en su futuro. Sergio inició su carrera política como panista, a donde llegó a ser dirigente estatal. Su conducta era de total intolerancia a los priístas y a la izquierda. No perdía oportunidad para fustigar en contra de ambas corrientes políticas. Tras quedar sin una perspectiva de futuro en las filas azules se volvió Lorenista y empezó a actuar igual que como dirigente azul, fustigando a todo aquel que no comulgara con su nueva jefa política para que ella notara su “fidelidad”. Previo a iniciar su gobierno Cuéllar lo anunció como su Secretario de Gobierno, sin duda, apegada a la misma máxima por la que Ortiz lo nombró, Lorena también es una gobernadora fuerte y solo necesita a alguien que cobre como secretario. Sergio espera un premio mayor para el 2024, y quizá, por qué no, hasta en el 2027, sin embargo, tarde o temprano la realidad lo alcanzará, tal vez en el próximo enero de 2022 cuando se creen las cuatro nuevas secretarías ya anunciadas por la gobernadora, una de ellas podría tenerlo como su titular.
Sergio en días pasados hizo una muy lamentable declaración en torno al caso Xicohtzinco, se atrevió sugerir al Presidente municipal Luis Ángel Barroso Ramírez que valore su permanencia en el cargo ante la dificultad para que lo ejerza a plenitud por el conflicto prevaleciente. La declaración, además de cargada de torpeza política, rebasa las atribuciones del Secretario, ya que, haberlo dicho podría entenderse como la postura de la gobernadora, lo cual políticamente es peligroso, ya que se le podría señalar de estar tirando línea en el conflicto a través de su Secretario de Gobierno, lo más lamentable es que el Congreso local hizo total mutis a lo dicho por González, que a resumidas cuentas invadió la esfera del Legislativo, quien sería el único facultado para hablar de la suspensión o remoción de un integrante de ayuntamiento. Interesante será ver cómo concluye la novela de Xicohtzinco, en la que tres desafortunadas circunstancias se encontraron.