SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO - Linea de Contraste

SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO

Votar y ser votadas en México

El 17 de octubre de 1953, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma constitucional a los artículos 34 y 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que otorgaba el derecho a #Votar a las mujeres mexicanas.

Casi un año después una de ellas, “Aurora Jiménez de Palacios (ojo con el “de Palacios”) se convirtió en la primera diputada federal, por el primer Distrito del estado de Baja California, después de un proceso de elecciones extraordinarias.”  Eso nos cuenta Patricia Galeana en el libro La revolución de las mujeres en México (INEHRM-SEP, 2014).

Evidencia del feminismo multifacético, que #ManuelCastells sociólogo español, considera “…la revolución más importante porque llega a la raíz de la sociedad y al núcleo de lo que somos.  Y es irreversible.”  En lucha contra el #Patriarcado como “estructura básica de todas las sociedades contemporáneas.”  (La era de la información.  Tomo II.  El Poder de la identidad, Siglo XXI, 1999).

Patriarcado que si bien tiene su piedra angular en la familia, se ha disipado en toda la sociedad, particularmente en el #EspacioPolítico, porque sabemos, en las sociedades, todo o casi todo tiene que ver con la política, entendida como el conjunto de razones para obedecer y el conjunto de razones para rebelarse.

Por lo que, para nuestra sociologización de hoy, siguiendo a Gabriela Cano, en el libro mencionado al principio, me parece importante, primero, que esta efeméride “podría conmemorarse el 6 de octubre, día en que el Congreso de la Unión declaró aprobada la reforma…o el 13 de octubre, fecha en que el presidente Ruiz Cortines emitió el decreto correspondiente. Sin embargo, la data que se conmemora es la de la publicación en el Diario oficial… con la que ya no hubo vuelta atrás en la legislación del sufragio femenino y universal.”

Pero inmediatamente después, resaltar, que por lo menos en América Latina, estábamos rezagados, ya que Brasil lo hizo en 1932; Argentina, en 1947 y Chile, en 1949.

Qué significa tan importante logro, sesenta y ocho años después, debemos preguntarnos.  Cómo es que hemos llegado a un momento en la materia en el que la paridad en los cargos de representación, vía acciones afirmativas de la ley, avanza no sin obstáculos e interrogantes.

Porque como afirma Lucía Melgar Palacios, en nuestro citado libro, hace apenas siete años, aún estamos frente a “Una larga lucha (inconclusa) por la ciudadanía y la igualdad.”

Y es así, si pensamos a la ciudadanía, como ese darnos cuenta que tenemos derecho a tener derechos.  Y ellas en lo particular, insistamos frente al Patriarcado, tienen varios vedados, empezando por el derecho a vivir libres de violencia, o a decidir sobre su propio cuerpo, es decir sus derechos sexuales y reproductivos.

No podemos, por lo tanto, no coincidir con Melgar Palacios: “ En 1953, la mujer a la que el Estado le otorga el derecho a la ciudadanía plena no es el ser humano a quien se le reconocen los mismos derechos… sino más bien es una persona a la que se considera menos capaz, que ha ido aprendiendo y que por fin ha demostrado que se puede confiar en ella.”

Aunque tal confianza no es plena.  Mucho se ha avanzado en materia legislativa para que las mujeres no sólo sean votantes activos, sino también representantes populares, gobernadoras, diputadas, presidentas municipales; pero no basta.  Si bien isonómicamente la igualdad frente a la ley es una realidad, aún no lo es en la práctica.

En términos sociológicos, es decir de una institucionalidad que les permita sustantivamente ser iguales a los hombres, nos falta mucho trecho.  La dominación masculina, como la llama #PierreBourdieu, se impone y aunque su presencia en los aparatos del Estado pueda ir avanzando, ello no significa que las condiciones de vida y desarrollo, sobre todo de las más pobres, sean las óptimas.

Quiero pensar, por ejemplo, en lo que desde algunos colectivos llaman la #MenstruaciónDigna; que exige al Estado se exente de impuestos a los productos que consumen cotidianamente para atender esta particularidad biológica.

Que sea pues esta conmemoración anual un traer a la memoria que culturalmente, lo que conocemos como #Machismo, pasea campante por nuestras calles, habita nuestros hogares y se regodea en el espacio virtual de las llamadas redes sociales.

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