ANÁLISIS EN CONTRASTE Por IRAIS CABRERA BRIZ - Linea de Contraste

ANÁLISIS EN CONTRASTE Por IRAIS CABRERA BRIZ

¿Qué significa ser mujer?

Durante mucho tiempo se llegó a la conclusión que; la mujer no era independiente, capaz de pensar o elegir sin un esposo, padre o hermano. Las mujeres no constituyen minoría, empero se determinaron y diferenciaron a partir del hombre.

            La mujer es una constitución fisiológica, subordinada por su origen biológico, como establece Simone de Beauvoir en su obra el segundo sexo; “la mujer siempre ha sido, si no la esclava del hombre, al menos su vasalla; los dos sexos jamás han compartido el mundo en pie de igualdad; y todavía hoy, aunque su situación está evolucionando, la mujer tropieza con graves desventajas”.

            La falta de libertad de la mujer para decidir disolver el matrimonio, voto y representación sindical son ejemplo de dichas desventajas a lo largo de la historia en nuestro país. Por lo que el 29 de diciembre de 1914 participo la feminista Hermila Galindo y se emitió decreto, el cual estableció; “la libertad de la mujer para decidir disolver el matrimonio como única forma de emanciparse es a través del divorcio”. Recordando, en esa data se consideraba a la mujer una esclava de su esposo.

            Por tanto, la mujer es alteridad, al ser necesaria para el hombre. Ella es el otro, siendo excluida por su género del mercado laboral, educativo, estando en desventaja económica para poder solventar sus necesidades como son casa, vestido, alimentos y sujeta a labores de cuidado.

            Dicha desigualdad se evidencia al ser considerada la mujer como mano de obra barata, como ocurrió el 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México durante el sismo que destruiría 800 talleres y dejaría a más de 40 mil costureras sin trabajo y sin derecho a una indemnización, donde patrones sólo buscaban rescatar de entre escombros maquinaria y cajas fuertes, mas no costureras.

            Actualmente, ser mujer no se puede entender únicamente a partir del artículo 4 Constitucional, de la Convención Belém do Para, normas generales, jurisprudencias, tesis aisladas y protocolos, pues estos sólo obedecen a cuestiones legalistas, cuya eficiencia siempre será cuestionable, por ello, debe entenderse a la mujer como un constructo social, sólo entonces habremos entendido aquella frase: “la mujer no nace mujer se hace mujer” escrita por Simone de Beauvoir.

            Sin embargo, cada día nos damos cuenta como una gran cantidad de mujeres para lograr un puesto de trabajo, un ascenso, una calificación, tiene que congraciarse con la persona de poder la cual incluso es una mujer, convirtiéndose como ya dijimos no sólo en una vasalla, sino es una “proletaria de la proletaria” puesto que hoy la mujer le carga la bolsa a otra mujer para obtener un reconocimiento ínfimo, siendo esto el reflejo no sólo de un feminismo que guarda relación con el modelo económico por el cual hoy existen miles de mujeres autoexplotadas o mal llamadas multitareas, cuyos resultados son mujeres cansadas y con problemas en sus relaciones laborales, familiares y personales, derivado de una violencia constante a la cual son sometidas, cuyo fin es invisibilizarlas a toda costa, con frases como “ÉL ES ASÍ, NO TE FALTO AL RESPETO”, cuando esa forma de violencia nunca se debe justificar, máxime cuando esta es ejercida desde relaciones de poder existentes no sólo en lo laboral, sino también en la escuela, familia, etc., porque esa persona no se refiere igual con todos, él o ella no le habla de la misma forma para con aquel con el cual tiene una relación de subordinado o en coordinación, siendo resultado de una sociedad que justifica y normaliza la violencia ejercida en contra de las mujeres.

            Por ello, debe existir en las instituciones, 3 poderes, y ámbito privado, aquellas mujeres que no utilizan las relaciones personales, amistad o familiares para hacerse de un puesto de trabajo, dado que cuando se aprovechan dichas relaciones las titulares de este tipo de función piensan que: “erradicaran la violencia comprando catálogos para que las mujeres se pongan a vender y alcancen la independencia financiera”, o mejor aún dan discursos sobre género y violencia, evidenciando que su fuente de consulta es Google, demostrando que los estudios obtenidos son a partir del oportunismo, por el contrario apoyemos a esas mujeres que realmente trabajan por una mejor sociedad y no aquellas utilizadas por esposos, tíos, suegros, partidos políticos e instituciones como simples peones de ajedrez, convirtiéndolas en unas auténticas “juanitas”, puesto que ello constituye la verdadera violencia ligada a la violencia política, la cual se ejerce desde esas relaciones de poder existentes al interior del hogar mutando al ámbito público y político.

            Sobre todo, apoyemos aquellas mujeres cuya vida y acciones son un ejemplo de resiliencia, esfuerzo, perseverancia, respeto, tolerancia, ayuda mutua y no de aquellas cubiertas bajo un pseudo activismo buscando beneficios personales. Fomentemos el reconocimiento y realización de cada mujer, sin prejuicios, aceptando los hechos y buscando soluciones a las problemáticas que nos aquejan como sociedad, sólo entonces habremos entendido el significado de ser mujer.