SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

La crisis del priísmo local

Hasta hace 25 años, en Tlaxcala se creía que era imposible que el PRI perdiera algún día el poder político; literalmente no había oposición, los partidos adversarios al tricolor eran simbólicos en su participación y sin liderazgos significativos.

Sin embargo, ese escenario jugo en contra del PRI, ya que sus dirigentes, ahogados en la soberbia comenzaron a cometer errores de cálculo político, creyendo que con cualquier persona que postularan seguirían ganado sin mayor esfuerzo.

En 1998 el quiebre del PRI local se dio como consecuencia de la rivalidad política entre dos de sus facciones internas, la de la exgobernadora Beatriz Paredes, y la del gobernador de ese tiempo José Antonio Álvarez Lima, este hizo todo lo que estuvo a su alcance para evitar que fuera un “Beatricista” quien le sucediera, y no escatimó esfuerzos para ello.

El dedazo en los priístas formaba parte de su “liturgia” política, difícilmente habrían fracasado si se hubieran aplicado con “ortodoxia” en 1998, pero el gobernador Álvarez, ante el temor que el dedazo recayera en un “Beatricista”, forzó las cosas e impuso una “consulta” abierta para elegir por voto directo a las persona candidata de su partido, lo cual simplemente fue una elección de Estado a favor de quien Don Antonio había decidido que le sucediera, y no porque fuera de sus cuadros, sino porque era un acérrimo adversario político de la exgobernadora Paredes.

La consulta fue la peor experiencia para los priístas, los que ingenuamente participaron sintieron en carne propia el peso del Estado en su contra, tal y como se lo aplicaban a la oposición sin miramiento alguno; el PRI se fracturó y terminó “perdiendo” la elección ante uno de sus exmilitantes que se la jugó por la oposición.

En 2004 se repitió la historia y el PRI volvió a “perder” ante otro exmilitante, en 2010 recuperó el poder por un yerro político del PRD y el PAN, en 2016 retuvo el gobierno ante una oposición fuerte pero desorganizada que no supo cómo ganar; en 2021 perdió de nuevo el gobierno ante la ola del “López-obradorismo”.

En 2023, el PRI local está en la peor crisis de su historia, carente de liderazgos y cuadros importantes, parece haber apostado todo su destino a Doña Anabell Ávalos, sin embargo, esta carece de las cualidades para, primero, organizar al partido, y después, conducirlo a los triunfos electorales; hace 30 años, en la era del dedazo inobjetable, Ávalos podría haber sido lo que quisiera, ya que nadie se atrevería a cuestionar a los dirigentes su postulación, hoy, después que perdió la elección en 2021, de la cual fue candidata por default (no había nadie más a quien lanzar), la exigua militancia tricolor no la ve, ni la siente como su líder; no tiene discurso, ni carisma, ni se le nota suficiencia de conocimientos para encabezar a un partido más cercano a su desaparición que a retomar el poder.

Por lo anterior, al paso de los días, cobra fuerza el rumor que para la elección a senadores del 2024, el PRI postulará en la primera fórmula al exgobernador Marco Mena, no porque este sea el gran líder, sino porque de llegar a la cámara alta al menos les garantizaría una representación decorosa como legislador, a diferencia de Doña Anabell, quien solo les aportaría su voto.