SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

¿Queda algo del PRI en Tlaxcala?

La derrota electoral local sufrida por el PRI en 2021 fue el colofón de una serie de errores y descalabros iniciados en 1998, cuando este partido, que hasta entonces parecía invencible, literalmente entregó, en razón de una necedad del entonces gobernador del estado, y hoy senador por MORENA, el tristemente célebre José Antonio Álvarez Lima, a quien seis años antes le habían regalado la candidatura al gobierno estatal sin tener arraigo, ni merito local alguno, por lo que poco interés tuvo en cuidar su sucesión, la cual mezcló con su fobia por su correligionaria Beatriz Paredes, por lo que vetó a todo aquel que “oliera” a ella, decantándose entonces por quien resultó un mal candidato, frente a otro expriísta que se pintó de “amarillo”.

Si bien en 1998 “ganó” el PRD, la realidad es que fue un ala escindida del PRI quien lo hizo, encabezada por el saltimbanqui Alfonso Sánchez Anaya, hoy becario de la 4T. Los seis años del gobierno de Don Alfonso no le bastaron al PRI para aprender de sus errores, y nuevamente se equivocó en la designación de su candidato a la gubernatura, lo que generó un segundo éxodo de priístas, solo que ahora hacia el PAN grupo, que aprovechando el error que también cometió Don Alfonso, al tratar de imponer a su esposa como su sucesora, ya que literalmente reventó al PRD, de forma tal que nunca se recuperó.

Si bien en 2004 “ganó” el PAN, la realidad es que fue un ala escindida del PRI quien lo hizo, encabezada por el franquiciatario de la UAT, hoy “líder moral” del partido familiar denominado por sus siglas como PAC, quién posterior al término de su gobierno se desligó del PAN al que sumió en una mediocridad tal que no se le ve forma de que la supere. Sin embargo, en este segundo periodo fuera del poder el PRI ya no repitió sus errores y recupero la gubernatura estatal, aprovechando los errores del clan gobernante.

Mariano González Zarur, logró en su segundo intento ganar la gubernatura en 2010, sin embargo, presa de la amargura que le persigue desde 2004 cuando perdió la elección, encabezó una administración cargada de fobias que fracturó al PRI de manera irreversible, y si bien pudo imponer a su sucesor aprovechando y abusando de los errores cometidos por el PRD, quien pudiendo ganar echó a perder las cosas con un concierto de traiciones de quienes prefirieron negociar unas migajas con el PRI antes de atreverse a vencerlo.

El PRI ganaría en 2016 nuevamente la gubernatura con un candidato, tan inesperado como gris, que hizo un gobierno a semejanza de su personalidad. Marco Mena, durante su gobierno luchó contra el fantasma del “Marianismo”, buscando quitarse la paternidad política del ganadero apizaquenze, lo que ahondó la fractura en el PRI.

Para el PRI, la designación de su candidatura a la gubernatura del 2021 desde el inicio lo enfrentó a un problema fundamental, no tenía una persona con suficiente peso y prestigio para postular, solo le quedaba cascajo político y tuvo que optar por una candidata de “medio pelo”, la cual nunca logró conectar con la gente, a lo que se sumó el dudoso actuar del gobernador Mena, a quien los propios priístas hasta hoy acusan de haber favorecido a la candidata de MORENA.

Hoy, el PRI en Tlaxcala no es capaz de designar un dirigente formal, ya que desde la renuncia de Noé Rodríguez, a finales del 2021, se mantiene con un interino, sin lograr conciliar a una persona que les dirija, ya que literalmente no la tienen, en tanto, los bandos Marianista, Beatricista y Menista luchan encarnadamente por los despojos del partido, lo que sin duda acabará en nuevos éxodos de los grupos que no logren obtener el control de la dirigencia. Todo parece anunciar que, para la elección de 2024 veremos a este partido en el ámbito local literalmente desaparecer.