SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Don Luis y Don Andrés; dos historias, dos semejanzas 

El fin de semana pasado, después de cien años de vida, dejó de existir Luis Echeverría Álvarez, presidente de México 1970-1976, recordado y repudiado por los sucesos violentos de 1968 y 1971, por los que nunca será castigado. Su ascenso al poder significó un cambio diametral en el estilo de mando que ejerció su antecesor, un político ortodoxo de mano dura. Echeverría, buscó enmendar sus responsabilidades sobre Tlatelolco con un estilo populista, repartiendo dinero entre el pueblo de forma irresponsable. Sin embargo, su mandato estuvo bañado en sangre con el surgimiento de la guerrilla urbana que asoló a parte del país en aquellos años, sobre la que hubo una sospechosa conducta gubernamental de entre indiferencia y tolerancia, que terminó por confrontar a Don Luis con el empresariado del norte que se sintió agraviado por esa guerrilla.

Echeverría, se llevó a la tumba un testimonio que hubiese sido importante para dar certeza sobre todo lo que sucedió aquella noche del 2 de octubre de 1968; a pesar de su larga vida, sus acusadores nunca pudieron lograr que se le castigará, incluso fue absuelto de varios crímenes que se acusó bajo el pretexto de falta de pruebas, lo que le convirtió en un personaje intocable para la justicia, pero no para el juicio popular, que después de más de medio siglos, sigue cada dos de octubre clamando justicia.

En la historia de Don Andrés hay algunas semejanzas con la de Echeverría, incluso podría acusársele de que en su actuar hay mucho del estilo que Don Luis impuso, lo cual parece hasta natural, ya que López Obrador vivió su primera juventud, mientras el también llamado “Diablo de San Jerónimo” era presidente. El asenso al poder de Don Andrés también marcó un cambio en el estilo de mando, ya que, a la frivolidad con que Fox, Calderón y Peña se condujeron, él revivió el populismo setentero, repartidor de dinero a diestra y siniestra, como forma de compra de votos anticipada. El mandato de López Obrador también se ha significado por un baño de sangre de proporciones nunca antes vistas, aún y cuando él culpé a Calderón y Peña de ello, ya que hoy, solo él es directamente responsable de la impunidad con que esa violencia se ejerce y crece, ante la cual, al igual que lo hizo Echeverría en su tiempo, se mantiene indolente y haciéndose de la “vista gorda”, y sobre que, al igual que Echeverría en su momento, nunca será acusado ni responsabilizado, aunque tenga tanta como la que aquel tuvo, tiene y tendrá por siempre.

Las historias de Don Luis y Don Andrés, sin duda alguna, tienen más similitudes que diferencias, sin embargo, el gen Echeverrista solo representa la mitad del que guía la conducta política de López Obrador, “el otro cincuenta por ciento de su “alter ego” es Carlos Salinas de Gortari, inspirador de los programas populistas que bautizó como Solidaridad, y Don Andrés llama hoy “Bienestar”. Los estilos políticos son cíclicos, van y vienen con distintos personajes.