SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

 

Al diablo con el INAI

En sus años de opositor, López Obrador acuñó la frase “Al diablo con las instituciones”; las culpaba de sus descalabros electorales de 2006 y 2012, aunque esas mismas protegieron su triunfo en 2018; Don Andrés tiene fobia por todo aquello que no puede manipular a su conveniencia, como es el caso de los órganos autónomos creados por el Estado mexicano, como contrapesos político-jurídicos para evitar los excesos de quienes encabezan la triada de los poderes públicos tradicionales.

Uno de sus principales “dolores” de cabeza es el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI), a quien acusa de demasiado caro, y de solo haber servido para tapar las corruptelas de gobiernos anteriores; cosa curiosa, es que ahora le molesta que el INAI no le deje tapar las de su gobierno, el cual se ha esmerado por negar todo tipo de información que permita a la ciudadanía saber por qué hoy hay tanta información “declarada inexistente, clasificada como reservada, o simplemente negarse a informar”.

El gobierno de Don Andrés, sin duda, pasará a la historia como el más “opaco” de la historia en cuanto a información pública; ha sellado los datos de todo el manejo de recursos de sus obras “prioritarias” y sus programas electoreros, bajo el pretexto de que es información de seguridad nacional, y como cómplice tiene a la actual cúpula del Ejército federal, a quien le ha destinado la mayor cantidad de presupuesto de la historia, así como la ejecución de sus obras más grandes, asignadas sin proceso de licitación, lo que también hace con muchas de las compras que hace su gobierno; lo más grave, es que quizás nunca se llegue a saber la verdad sobre todo ello, ya que no debe llegar a sorprendernos si un día nos amanecemos con la sorpresa de que el lugar donde se reserva esa información es consumido por un inexplicable incendio, inundación o lo que se les ocurra para que sea destruida sin dejar evidencia alguna, tal como fue aquel incendio que consumió los paquetes electorales de 1988, que podrían haber contenido las evidencias del fraude cometido en contra de Cuauhtémoc Cárdenas para favorecer a Carlos Salinas de Gortari, uno de los villanos más odiados del López-obradorismo, pero también uno de los modelos que más sigue Don Andrés para ejercer su presidencia.