SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Solo le quedan 30 meses

A Don Andrés Manuel le quedan 30 meses como presidente, ya que en razón de la reforma constitucional de 2014, el periodo de gobierno para el que fue electo concluye el treinta de septiembre de 2024. Quizás por ello dedique más tiempo ha hacer grilla que a atender asuntos de gobierno que evidentemente no conoce a fondo y le dan hasta cierta flojera.

Su desconocimiento de las leyes que protestó guardar y hacer guardar aquel primero de diciembre de 2018, ha sido exhibido en la última semana en sendas declaraciones, que si fuesen dichas por cualquier político  de cuarta moverían a risa, pero salidas de boca del Presidente de la República deben llamar a la reflexión sobre la gravedad que ocultan si se llegaran a aprobar sus propuestas de carácter legislativo.

Decir que los consejeros del INE y los magistrados electorales sean electos por voto popular, es llevar a nivel de comedia un asunto muy serio, como lo es la celebración de los procesos electorales, que son la vía para dirimir las sucesiones de poder público sin recurrir a la violencia armada. Lamentablemente, parece que Don Andrés quiere regresar a los tiempos aquellos del “viejo” PRI, cuando este era partido hegemónico y simulaba las elecciones para validar la unción de su candidato a la presidencia, viejo PRI, en el que se formó políticamente López Obrador. Quizás esa sea la razón de que actué como lo hace.

En otra de sus iluminadoras declaraciones de esa semana, Don Andrés señaló que su propuesta de reforma electoral contemplará la eliminación de los diputados plurinominales y reducir a la mitad el presupuesto del INE. Antes de las reformas electorales federales de 1977 y 1986, el Poder Legislativo en México solo se integraba por el Principio de Mayoría Relativa, el cual le otorga la representación popular de una demarcación a una sola persona, excluyendo de cualquier valor a los votos emitidos por los demás candidatos, lo que en los hechos deja a estas personas sin una representación real por la diversidad de intereses respecto del ganador en la elección, suponiendo que este en verdad representará a los de la ciudadanía de su distrito y no a los de la élite que le dio la candidatura.

Entre los diversos males que genera un sistema de Mayoría Relativa, está el de desestimular la participación electoral, lo que a mediados de los años setenta del siglo pasado se hizo evidente, de forma tal que asustó al PRI, ante la posibilidad de que ello quebrará al sistema político nacional, trayendo de regreso la violencia armada como método para resolver el cambio político, lo que   llevó a este partido a incluir la Representación Proporcional en la integración legislativa, en un sistema mixto, que si bien sigue dando mayor peso a la mayoría relativa, le da espacio, y cierto poder de negociación, a representantes de la oposición, lo que equilibra el poder y pone cotos a eventuales abusos.

La paradoja que vive Don Andrés respecto a sus ocurrencias, es que, para poder alcanzar mayoría calificada en las reformas constitucionales que pretende, necesita de los diputados del PRI, quienes, salvo que hayan perdido ya la cordura política, lo más posible es que le voten en contra.

La intención de López Obrador parece clara, eliminar toda oposición, o al menos, reducirla al mínimo posible, para poder hacer con leyes e instituciones lo que le venga en gana, desde explorar la posibilidad de reelegirse, hasta convertirse en el designador de los siguientes presidentes, gobernadores, senadores, diputados etc. hasta donde la vida le alcance. Solo le quedan 30 meses, pero aún puede tener muchas ocurrencias.