SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

¿Hackeo o filtración?

José Jacinto Vega

Si una costumbre era inamovible en la transición sexenal mexicana, esa era la facultad de las élites de las fuerzas armadas para proponerle al presidente entrante una terna de generales de división, para que de ellos eligiera a su Secretario de la Defensa Nacional. En 2018, en las semanas previas a la toma de posesión de López Obrador como titular del Poder Ejecutivo, ese ritual se cumplió puntualmente; sin embargo, Don Andrés hizo de lado la terna, e indicó, como diría él, a los “machuchones” del Ejército, que había decidido que fuese el General Sandoval González el futuro jefe operativo de las fuerzas armadas, lo que de golpe fue un descolón, no solo por el desprecio a su terna, sino porque además, su designación recaía en un General que solo tenía un año como Divisionario, siendo que tradicionalmente ese cargo recaía en alguien con varios años en el grado.

Los jefes del Ejército, acostumbrados a la lealtad y disciplina para con su jefe máximo, que es el presidente, apechugaron la orden, y vieron ascender a Sandoval por encima de una generación de divisionarios con más méritos castrenses que él. El General Luis Cresencio, gradualmente fue rompiendo la imparcialidad política que deben guardar los titulares de la SEDENA, y comenzó a pronunciar discursos politizados y partidizados en favor del proyecto de Don Andrés, jugando un papel de fustigador contra los opositores, magnificado cuando el líder del PRI fue invitado a platicar en relación con el paso de la Guardia Nacional al Ejército, y sobre la prórroga del plazo para el uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad ciudadana, tras lo cual el “Alito” envió a una diputada del PRI, hasta entonces desconocida, a presentar una iniciativa para que el plazo referido se prolongará hasta 2028, llevando implícita la impunidad para el “Alito y el Moreira”, dicha diputada dejó su curul y recibió un jugoso premio político en su estado natal.

La relación entre Don Andrés y Don Cresencio ha estado marcada por dos hechos; primero, una descomunal asignación de recursos presupuestales y funciones operativas a la SEDENA; segundo, el uso del Ejército en tareas que tradicionalmente eran ejecutadas por civiles, bajo el pretexto de que estos son corruptos, lo que lejos de gustar a las élites castrenses parece haberles incomodado, ya que esas ampliaciones vuelven más vulnerable a la milicia frente a la opinión pública, lo que hizo crisis al estallar el escándalo del presunto hackeo a la SEDENA, que expuso información que de manera general solo afecta a Don Andrés y Don Cresencio. El primero no tuvo más que salir a reconocer la fragilidad de su estado de salud, y el segundo, optó por silenciarse para no recibir más golpeteo, ya que no faltó quien especulara sobre una sanción. El Domingo 2 de octubre, López Obrador, recurriendo como siempre al uso abstracto del pueblo, salió a declarar que no habría sanciones para la SEDENA, según por que “a la gente no le gusta eso”, y a Sandoval menos, después que ha partidizado su cargo para darle gusto al presidente.

Sin embargo, un hecho previo al presunto hackeo parece haber fracturado la relación entre la milicia y Don Andrés; el informe, y las filtraciones sobre el caso Ayotzinapa que Alejandro Encinas ha hecho, inculpando a integrantes de las fuerzas armadas, que primero eran 20 y luego 5, lo que disgustó a las élites castrenses, ya que el informe construido con declaraciones de oídas, pero sin pruebas duras, parece querer cargarle al Ejército la mayor responsabilidad en la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos. Ese probable enojo quizás haya sido la fuente, para que el presunto hackeo tenga más sospecha de ser una filtración, utilizada para mandar dos mensajes contundentes: el primero al General Sandoval, para que ya le baje “dos rayitas” a su activismo político, y el segundo para Don Andrés, para recordarle lo mucho que depende de ellos.