DE CONYUNTURA Por GERARDO SANTILLÁN - Linea de Contraste

DE CONYUNTURA Por GERARDO SANTILLÁN

Ola de violencia

Con ocho homicidios dolosos en menos de 48 horas, septiembre se está pintando de rojo sangre en Tlaxcala y apunta a terminar como el mes más violento en lo que va del año en Tlaxcala. Una rápida revisión en medios de comunicación revela de 15 a 20 asesinatos, dependiendo de las circunstancias de cada caso.

El lunes amanecimos con la noticia de que cuatro integrantes de una familia fueron ultimados dentro de su domicilio en Mazatecochco, y el martes nos enteramos de dos hombres maniatados y ejecutados al interior de un taxi del vecino Texmelucan encontrado en Nativitas. Ya por la noche, fueron dos mujeres con huellas de violencia las encontradas muertas en dos hechos distintos en Tenancingo y Papalotla.

Lo cierto es que el fatal tema prende las alarmas lo mismo para el más optimista que para el más oficialista. Los pesimistas seguirán señalando que el destino alcanza a Tlaxcala y que las instancias de procuración de justicia se están viendo rebasadas.

“Son muchos muertos en poco tiempo. ¿Pues qué somos Ciudad de México, Puebla o Estado de México?”, me comenta un amigo que conoce del tema. Y remata: “está de la verga. Está cabrón”, pues por más que algunos de esos crímenes se hayan cometido en otros Estado y hayan venido a dejar los cuerpos aquí, también hay muchos problemas internos en Tlaxcala.

Otro aspecto que llama la atención, es que los homicidios en la entidad son cada vez más violentos y sanguinarios, lo cual siembra miedo y una fuerte preocupación de quiénes son los que los están cometiendo. Es decir, no se trata de que sean necesariamente asesinos consumados, sino que hay personas más afectadas que en un solo momento deciden actuar de manera tan drástica como para causar el mayor daño posible.

Muestra de ello y de lo que no está pasando a la sociedad, fue el caso de un hombre que apuñaló a su hermano por el hecho de apagarle la televisión, también durante la noche del martes en la colonia Miraflores de la ciudad de Tlaxcala.

A todo esto, el mismo Gobernador Marco Mena y sus más cercanos colaboradores, deben estar preocupados de que la violencia se apodere del Estado, independientemente de que no sea por la delincuencia organizada – como lo demostró un reporte de la Unidad de Inteligencia Financiera sobre los cárteles del narcotráfico –, sino porque la sociedad se vuelva más agresiva y saque a Tlaxcala de los últimos lugares de incidencia delictiva.

Esto ya no es un llamado de atención, sino una obligación altísima para la PGJE resolver esos crímenes, con igual o mayor vehemencia que las investigaciones para dar con el feminicida de la ciudadana estadounidense Melody N.

Por el bien de Tlaxcala, no queremos más violencia.

@santillanazo