SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Premio a Marco Mena
Desde hace casi tres semanas, horas después de concluida su administración, corrió fuerte el rumor de que Marco Antonio Mena Rodríguez se incorporaría al gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Una embajada sería su destino, como pago a un apoyo implícito a Lorena Cuéllar Cisneros, candidata a la gubernatura que impulsaba una coalición de cinco partidos políticos encabezados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
El reciente anuncio realizado por López Obrador, en el sentido de que incorporaría como embajador en España al recién salido gobernador priista de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, hizo que el rumor cobrara fuerza. Y más todavía cuando días después hizo el anuncio de que el ex gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García, postulado hace seis años por Acción Nacional (PAN), se incorporaría a su gobierno.
Son dos anuncios a los que ahora se incorporan una serie de rumores, entre los cuales destacan los de la ex gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, y de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez. Embajada o consulado puede ser el premio para quienes encabezaron administraciones priistas y que durante el proceso electoral pasado poco hicieron por los partidos a los que pertenecen.
Sea o no cierta la incorporación de estos dos últimos personajes, lo cierto es que en el caso de Tlaxcala, durante la campaña electoral la figura de Marco Antonio Mena se opacó de tal manera que su actitud hizo surgir actos consentidos desde el poder para que ciertos actores llevaran a cabo respaldos a la candidatura de Lorena Cuéllar. Algunos de ellos de manera descarada, como el de Enrique Padilla Sánchez, quien como premio y ya iniciado el gobierno lorenista recibió la ratificación como rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala (UPT), región Tepeyanco.
Mena Rodríguez no es un priista de gran trayectoria dentro de las filas tricolores. Su corta carrera política la hizo en el gobierno de Mariano González Zarur, quien por su parte, al no poder impulsar a su principal alumno, Ricardo García Portilla, adoptó una segunda opción, que precisamente encabezaba Marco Antonio Mena.
Los resultados de las elecciones intermedias de 2018, hicieron que esa alianza se fracturara, de tal manera que Mena Rodríguez buscara refugio político en la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel. Con excelentes resultados.
Mucho se ha dicho que los llamados de López Obrador a ex gobernadores priistas o panistas, obedece a una estrategia política que tiene como objetivo dividir a la alianza opositora del PAN, PRI y PRD de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Por supuesto que las incorporaciones ocasionarán escisiones, que en algunos casos serán más profundas que en otros. Es seguro, sin embargo, que en el caso de Tlaxcala no lo será tanto por los mismos antecedentes de militancia que tiene el ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, cuya fuerza no la es más desde el momento en que dejó la gubernatura, pues ya no cuenta con los recursos políticos y económicos que ésta otorga de manera automática.
En todo caso, lo que el presidente de la República debiera hacer para que la división opositora sea más profunda, por lo menos en el caso de Tlaxcala, es que invite a su gabinete a la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel. La escisión sería mayor, a pesar de que la ex diputada federal vive el ocaso de su carrera.
Lo de Mena Rodríguez se observa más como un premio por debilitar a la candidata priista a la gubernatura, Anabell Ávalos Zempoalteca, y de que haya sido el cerebro de que ahora mismo en el Congreso del estado, a través de su hermano Fabricio, Morena tenga un voto más para favorecer al gobierno lorenista.
Eso, habrá que reconocérselo, no es poca cosa. Y sí, efectivamente, merece un premio. Ya veremos si ese premio termina en embajada o consulado. O en algún otro lugar dentro del gabinete.