SIN LINEA Por HORACIO GONZÁLEZ - Linea de Contraste

SIN LINEA Por HORACIO GONZÁLEZ

Ciclo escolar perdido

A dos semanas exactas de que inicie el ciclo escolar 2020-2021, todo parece indicar que en el caso de Tlaxcala lo haremos a ciegas y sin un diagnóstico que nos diga dónde realmente estamos parados. Consecuencia: será un ciclo escolar perdido.

Para empezar, se desconoce cuál es el universo real de alumnos que tiene probabilidades de ser exitoso en una enseñanza que se iniciará a distancia y que, de acuerdo con la realidad por la que atraviesa el país, se amoldará a las nuevas condiciones seguramente hasta concluir el ciclo escolar. Seis meses han pasado sin que las autoridades educativas encabezadas por Florentino Domínguez Ordoñez informen sobre el panorama real.

Acaso porque este escenario pueda ser muy descarnado, la autoridad ha preferido guardar silencio. Por ejemplo: cuántos hogares cuentan con internet, cuántas con televisión y cuántas con radio. Cuántos niños y niñas pueden realmente adquirir conocimientos en condiciones notoriamente precarias, no sólo por la falta de herramientas tecnológicas, sino porque en sus familias no existe capacidad pedagógica para guiar a sus hijos en temas que ellos mismos desconocen.

Se habla de la radio y la televisión como elementos mágicos, como si por sí solos fueran suficientes para que los alumnos aprendan en casa. Vale la pena saber que ni siquiera en telesecundaria los jóvenes consiguen retener los conocimientos necesarios en el aula escolar. Necesitan de un docente para que les explique y les otorgue elementos complementarios indispensables para su enseñanza. Por varios meses fue así y por varios meses más esa será la realidad en todo el sistema educativo de educación básica, incluso en aquellos hogares donde existen docentes como cabezas de familia.

En los próximos meses, maestras y maestros estarán más atentos en la enseñanza que darán desde casa, lo que irremediablemente les hará descuidar las actividades escolares diarias de sus propios hijos. No se diga de aquellos padres de familia que por necesidad económica tienen que salir del hogar para ganar el pan de cada día. Dónde y con quién esos padres dejarán a sus hijos.

Por otra parte, del universo magisterial, ¿cuántos maestros y maestras dominan la tecnología de tal manera que sean capaces de incursionar en el difícil arte de la enseñanza a distancia, sin más herramienta pedagógica que la computadora? ¿Acaso un niño de preescolar que pasó a primaria aprenderá a tomar el lápiz automáticamente para hacer sus primeros trazos cuando así se lo diga la televisión?

En el hipotético caso de que Tlaxcala pase a semáforo verde, ¿cuántas escuelas están en condiciones de iniciar actividades? ¿cuántas cuentan con el servicio de agua potable? ¿en cuántas sus sanitarios están en buenas condiciones? ¿Cuántos maestras y maestros tienen alguna comorbilidad que les hace ser sujetos de mayor riesgo en caso de contraer el coronavirus? A estas alturas, los maestros ni siquiera tienen la certeza, por ejemplo, de si seguirán recibiendo el apoyo económico del programa de escuelas de tiempo completo.

A dos semanas de iniciar el próximo ciclo escolar, la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE) no ha tenido el tino ni la sensibilidad de informar y de presentar un diagnóstico sobre cuál es la realidad que se enfrentará durante los próximos meses.

Ante esa realidad, lo que el sistema educativo de Tlaxcala necesita es una persona que haga frente a este tipo de realidades y circunstancias, no una que esté meditando en sus adentros si participa o no el juego sucesorio de la gubernatura  para presentar o no su renuncia, como es el caso del priista Florentino Domínguez Ordoñez.

Sin embargo, el funcionario estatal tiene más arriba un buen ejemplo, pues a nivel nacional Esteban Moctezuma Barragán es uno de los nombres que se barajan por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para la gubernatura de San Luis Potosí. En tiempo de definiciones y de ver por el futuro de las nuevas generaciones, quienes están al frente de las instituciones solo miran por su futuro político inmediato. Por eso estamos como estamos.