SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Don Andrés se burla de los mexicanos

Tras el secuestro de cuatro ciudadanos norteamericanos y el asesinato de dos de ellos en Tamaulipas, el gobierno norteamericano presionó al mexicano para que, primero los encontrara y segundo detuviera a los responsables. Todo sucedió tan rápido, que pareció una película del cine gringo de esas en las que en pocas horas sucede toda la trama; aparejado con ello, congresistas norteamericanos revivieron la iniciativa mediante la cual pretenden que se declare a los cárteles mexicanos como terroristas para justificar el uso de sus fuerzas armadas para combatirlos, incluso en suelo de nuestro país, lo que encendió a de Don Andrés, quien de inmediato los acusó de intervencionistas, a lo que le respondieron los legisladores estadounidenses, acusándolo de facilitador de los cárteles.

La andanada mediática puso de malas y nervioso al presidente López Obrador, a quien todo el embrollo con los norteamericanos se le juntó con el de los jóvenes asesinados por el ejército, también en Tamaulipas, y el escándalo por el espionaje a periodistas y defensores de derechos humanos, en el que para variar también está involucrada la institución castrense; al grado que llegó a perder el control en su pulpito mañanero ante el acorralamiento que le hizo una reportera a quien literalmente insultó junto con el medio para el que trabaja.

Para beneplácito de Don Andrés, de repente le fueron entregados al gobierno de Tamaulipas “amarraditos de las manos” los presuntos responsables del secuestro y asesinato de ciudadanos estadounidenses, lo que se aprovechó para tratar a los cárteles como organizaciones llenas de “ética y pudor” al grado de que entregaron a sus sicarios, que “por su cuenta” habían ejecutado la acción contra los gringos, lo que solo puede ser calificado de dos maneras: la primera, un burdo montaje en el que se fabricaron como culpables a los primeros tarugos que agarraron, para tratar de dar por terminada la presión del gobierno de Biden, o la segunda, que la autentica jefatura de los carteles se encuentra en personajes del grupo gobernante, y por tanto ordenaron la entrega de los presuntos culpables.

Ambas hipótesis resultan una ofensa para el pueblo de México, ya que habría que ser más allá de ingenuo para creer que los cárteles entregarían a sus sicarios, el día que empiecen a hacerlo se desmoronaran desde sus entrañas, ya que ninguno de sus integrantes tendrá la confianza para ejecutar ordenes sin el temor de luego ser traicionados por sus propios jefes.

Al parecer el ejército mexicano empieza a pagar el costo de los muchos privilegios y poder que López Obrador les ha entregado con la finalidad de tenerlos de su lado, si después de las elecciones de 2024 los resultados no salen como él quiere; sin embargo, el desgaste político-social de las fuerzas armadas empieza a irritar a sus mandos superiores, y ello podría llevar a la ruptura de la relación con Don Andrés, lo que tendría consecuencias incalculables para sus ambiciones políticas, de mantenerse como el poder tras la presidenta (Sheinbaum) o presidente (Adán Augusto), quienes son las opciones que le gustan para su sucesión. Bien haría el señor presidente, en los dieciocho meses y medio de gobierno que le quedan (se va el 30 de septiembre de 2024), en controlar sus muchas fobias, y dejar de confrontar a la sociedad mexicana entre sí, ya que está cultivando el ambiente para que tengamos un proceso electoral muy violento, y de eso, solo él será responsable.