SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

El rescate de la Central de abastos; una victoria política para Lorena Cuéllar; pero una costosa fobia de Mariano González y una conchabanza de Mena que quedarán impunes

En la presente semana la Gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros hizo, el que quizá sea, el anuncio más importante de los primeros cien días de su gestión en materia económica, el rescate de la obra de construcción de la Central de Abastos de Tlaxcala, absurdamente detenida por casi una década, solo por causa de la fobia que el entonces gobernador del Estado Mariano González Zarur le tenía a su antecesor Héctor Israel Ortiz. Las “bilis” de Don Mariano han sido muy costosas para la entidad. Al asunto de la Central de Abastos debe sumarse el de la Plaza Bicentenario, también detenida por años, la cual se rescató con la ayuda del Instituto Politécnico Nacional durante la gestión de Marco Mena, solo por señalar las más notorias.

González Zarur actuó queriendo borrar todo lo que tuviera que ver con su antecesor, sin considerar las consecuencias a largo plazo para Tlaxcala, y lo peor de ello, es que los daños provocados por él quedaran impunes, pudiendo ser considerados como causa de juicio político, en razón de que el periodo para promoverlo en su contra ha fenecido de acuerdo a la fracción I del artículo 109 de la Constitución Política del Estado de Tlaxcala, que señala: “[…] el cual solo iniciarse en el tiempo que el servidor público se encuentre en funciones y dentro de un año después”. Sin embargo, no debe quedar impune del juicio popular el oneroso pago de 250 millones de pesos que la presente administración estatal tuvo que hacer a los empresarios a quienes el famoso “Manchis” les paró la obra de la Central de Abastos, cuyo monto acumulado era ya de alrededor de 680 millones, siendo exitosamente negociado por Cuéllar Cisneros, a quien hay que reconocerle esta victoria política.

El juicio político, de acuerdo con el párrafo primero del artículo 109 de la Constitución local, procede contra los servidores públicos, “[…] por actos u omisiones que redunden en perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho…”, y las “fobias marianas”, en el caso de la Central de abastos, es un acto que ya causó perjuicio a los intereses públicos fundamentales del pueblo de Tlaxcala.

Bien haría el Congreso de Tlaxcala, ante la caducidad temporal para sancionar jurídicamente al exgobernador González Zarur, en expresar, en representación del pueblo tlaxcalteca, una amonestación pública “ex tempore”, por su conducta irresponsable como mandatario estatal del periodo 2011-2017, particularmente, en el caso de la Central de Abastos, lo cual, es posible mediante un Acuerdo fundamentado en el Apartado B del artículo 10 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo de Tlaxcala, particularmente en la fracción VII, que establece entre los motivos para emitir un Acuerdo por parte del Congreso: “[…] Las que determine expresamente el Pleno”. En lo cual puede encuadrase la amonestación “ex tempore” a Don Mariano, en la que, la representación popular tlaxcalteca exprese que, aún y cuando ha pasado el periodo legal para sancionar una conducta que resulta lesiva para el pueblo, esta no quedará inadvertida para el juicio popular, en el entendido de que los diputados son quienes dan voto al pueblo que les eligió.

La amonestación “ex tempore”, también debe hacerse extensiva al exgobernador Mena, tanto por haberse hecho de la “vista gorda” por los actos relacionados con la Central de Abastos que cometió su antecesor, como por que tampoco hizo nada por encontrar una solución a ello.

La amonestación a los servidores públicos es una figura jurídica prevista en el párrafo segundo del artículo 111 de la Constitución Política de Tlaxcala, como parte de las sanciones por responsabilidad administrativa, sin embargo, el periodo para aplicarla en el caso de la Central de Abastos ha fenecido, no obstante, el hecho no debe quedar completamente impune, ya que constituye una afectación y una burla al pueblo de Tlaxcala, y por ello, el Congreso debe manifestarse de alguna forma, y una manera es a través de una amonestación, aunque sea “ex tempore”, que sería una forma no de dejar pasar el asunto sin mención alguna.

Si bien González Zarur, con su particular estilo, seguramente se burlaría de los legisladores locales ante una amonestación “ex tempore”, esto a nadie extrañara, ya que, fue la misma conducta que él practicó contra el pueblo, al utilizar el alto cargo público que detentó para vengar sus fobias personales. Por su parte, Marco Mena con su parco estilo quizá guardaría silencio ante la amonestación “ex tempore”, y dejaría en manos de su hermano Fabricio, a quien dejó como diputado local para proteger sus espaldas, para que este tratara de evitar la exhibida pública a su complicidad e incompetencia.

Sin embargo, la amonestación “ex tempore” sería un mensaje de parte de los tlaxcaltecas, en voz de los diputados, tanto para González como para Mena, sobre que, la costosa y absurda fobia del ganadero de reses bravas no quedará impune en la conciencia del pueblo, así como tampoco lo quedaría la conchabanza del parco Mena.

Rescate de la Central de Abastos: una victoria política para Lorena Cuéllar sobre sus dos más detestados adversarios políticos.